"Esto es Cádiz y la hora da igual". La selección española sub'21 se quedó a las puertas del Europeo y de soñar con los Juegos, pero se llevó el cariño de una afición, mayoría gaditana, que demostró con creces que un acontecimiento como el de ayer es suficiente para vivir un martes como si fuera domingo. Es lo que tiene la conocida como 'capital' del paro.

Los 17.000 espectadores que poblaron las gradas convirtieron el partido en la segunda mejor entrada desde la remodelación del Carranza. Increíble que un día laboral y a las seis, el campo fuera lo más parecido a una fiesta de un domingo con el Cádiz en play-off. La diferencia es que casi todo el mundo iba de rojo. España unida por un color a pesar de la que está cayendo de Castellón hacia arriba.

El palco fue un hervidero de autoridades. El presidente de la Federación Española, Ángel María Villar; el de la Andaluza, Eduardo Herrera; el de la Gaditana, José Antonio Bernal; el presidente de la Federación Serbia, Tomislav Karadzic; el exjugador Savo Milosevic; el vicepresidente de la Federación Extremeña; el presidente del Mérida; el presidente de honor cadista, Juan José Pina; su hijo, Quique, presidente del Granada; el presidente del Cádiz, Manuel Vizcaíno; y el exapoderado de Locos por el Balón, Carlos Medina, entre otros. Por parte del Ayuntamiento no acudieron Teófila Martínez ni Alejandro Varela, por lo que la máxima representación recayó en Ignacio Romaní.

En las gradas, el público fue el gran protagonista idolatrando a Isco y aplaudiendo a morir cada vez que el madridista tocaba el balón. Lástima la decepción final. "Vaya tela estos 'sierbos', dijo alguno en la grada confundiendo el gentilicio de los balcánicos.