Fútbol

Un árbitro gaditano pita descalzo para prestar las botas a un jugador

  • José Caucelo Sace cede su calzado a un futbolista cadete para que juegue un partido.

  • El presidente de la RFEF, Luis Rubiales, y Velasco Carballo le han llamado para felicitarle.

José Caucelo Sace, árbitro gaditano que ha demostrado unos valores exquisitos como persona.

José Caucelo Sace, árbitro gaditano que ha demostrado unos valores exquisitos como persona.

Los que conocemos a José Caucelo Sace nos sorprendemos menos de los gestos que, nacidos del corazón, habitualmente lleva a cabo este gaditano. Este árbitro de Cádiz, clásico por tender la mano al que lo necesita, ha firmado el enésimo episodio que le engrandece como persona y hace lo propio con un organismo tildado de lo más negativo.

En el partido entre el Mentidero y el Santo Cristo, de categoría cadete, disputado en el Manuel de Irigoyen, uno de los jugadores sufrió la rotura de una de su botas en un lance fortuito del juego. Como el futbolista no contaba con calzado de repuesto se retiró a la zona de banquillos para que fuera sustituido. Pepe Caucelo estaba de árbitro asistente en ese encuentro y en ese instante ejercía esa labor en la banda de los banquillos. Alcanzó a escuchar la conversación entre el entrenador y el jugador, y ni corto ni perezoso "llamé al canterano para preguntarle por su número de pie; cuando me dijo que un 44, le comenté que era el mismo que utilizaba yo y que le iba a ceder mis botas", explica el protagonista.

El reglamento contempla que los futbolistas en competiciones federadas de fútbol deben llevar el calzado correspondiente, pero no sucede igual con los árbitros. "Levanté el banderín para llamar al colegiado, a fin de que parara el encuentro porque le iba a dejar mis botas a ese chaval. Quedaban unos 30 minutos de encuentro y los seguí descalzo como asistente". Lógicamente el gesto de Caucelo no pasó desapercibido por el público presente en el campo de la capital gaditana. "Un grupo de padres y de directivos empezaron a aplaudir", recuerda, "pero lo mío fue algo espontáneo". "Me percaté de la situación del chaval y me dio lástima que no pudiera seguir jugando por tener el calzado roto. Como yo podía continuar ejerciendo mi labor descalzo, no me lo pensé dos veces", explica.

Como no pudo ser de otra manera, al concluir ese partido del grupo 1 de Tercera Andaluza cadete, el futbolista en cuestión devolvió las botas a Pepe Caucelo al tiempo que le dio las gracias de forma repetida, aún sorprendido de la acción del asistente.

El gesto de este árbitro gaditano está dando la vuelta al planeta fútbol, ya que incluso el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, le ha telefoneado. "Me dio las gracias en nombre del fútbol español y me dijo que es una acción sensacional. También Velasco Carballo -ex árbitro profesional- contactó conmigo para felicitarme, así como Pablo Lozano", presidente de la Real Federación Andaluza de Fútbol (RFAF).

Pepe Caucelo, que es una persona con unos claros tintes solidarios en el día a día de su ciudad y una persona comprometida en infinidad de causas en favor de los más necesitados, no esperaba lo que está pasando. "No imaginaba la repercusión que iba a tener todo esto. Y si me alegro por algo, es que ayude al mundo del arbitraje y que nos vean como lo que somos, personas, para que se rompa la cortina que nos ponen delante porque todos vamos en el mismo barco", apunta este colegiado que, con su gesto hacia un canterano, ha logrado el mejor ascenso de su carrera profesional.

Este gaditano llegó como árbitro hasta Segunda División B, ejerciendo la labor de cuarto colegiado en Segunda A y en Primera. Después de una carrera espectacular desde el fútbol base provincial, en la antesala del verano de 2012 consiguió el salto de categoría a la división de bronce, donde ha permanecido hasta que la edad se lo ha permitido. De vuelta a casa, Pepe Caucelo sigue dirigiendo partidos de cantera para hacer cumplir y enseñar las normas a los que empiezan como futbolistas. Todo ello regalando valores impagables como el que tuvo con un cadete en apuros.

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