Triplete de Ñoño, soporífera segunda parte y a otra cosa

Ñoño, Ñoño y Ñoño. Tres goles y a otra cosa, mariposa. El delantero isleño hizo de las suyas y proporcionó la victoria a su equipo, una victoria con claros síntomas de alivio ante tanto despropósito y malestar interno.

El partido de ayer era de los complicados y difíciles. Y lo era, porque arrastraba una semana de dificultades internas que, aunque no se quiera, repercute de manera extraordinaria en el equipo. Y lo era, porque el ambiente que rodeaba al choque no era el de siempre, es más, había cierto malestar en el entorno. Y lo era, porque hay algo que dice que esto no anda bien, que lo del equipo se traduce al club y viceversa y que los acontecimientos no se cerraron ayer con la goleada.

Quizás los azulinos tuvieron la fortuna de cara. Y es así porque, de inicio, la Peña Rociera es de lo más flojito que a pasado este año por el otrora Bahía Sur y porque San Ñoño se adueño de un encuentro que, con el paso de los minutos hubiese sido un verdadero quiste en la tarde nublada de ayer.

Los de La Isla nacieron en el choque como un vendaval, conscientes de que el paso de los minutos iba en su contra. Y acosaron a Rivas. Lo hicieron hasta aburrirlo y no saber por donde le venían. La traducción no fue otra que la muestra de un potencial, el que tienen los azulinos, con llegadas, hombres determinantes y grandes posibilidades de hacer cosas maravillosas.

Así, cuando en algo más de un minuto el partido tenía vida, Ocaña se encargaba de mandar el primer aviso en forma de disparo lejano. En el 10 era Carlitos el que hacía lo propio, pero su disparo daba en un defensa y lo repelía a córner la base del poste. Tanto se iba que se rompió. Y lo hizo el más listo de la clase, el pillo, el espabilado, el resolutivo. Ñoño ganó por primera vez la espalda a la defensa y un maravilloso pase de su compañero Pedro Carrión lo convirtió en el uno a cero que rompía el partido.

A partir de ese momento todo fue mucho más fácil. En el 26' el insistente Carrión estrelló un remate a bocajarro en el travesaño y en el 30' Ñoño volvió a ser el más listo al terminar de rematar un disparo de Sergio Beato que, con esta acción se despedía del partido lesionado.

Pudo conseguir el tercero en la misma jugada, Pedro Carrión, Carlitos y Polaco, todos con disparos consecutivos que rechazó Rivas y su defensa y cuando la primera mitad expiraba el propio Ñoño hacía gala de su inteligencia sobre el campo para ser el más rápido pistolero de la zona. Tres a cero y partido finiquitado.

En la segunda mitad, el equipo se resintió de dos cosas. Primero del esfuerzo, y segundo del enrarecido ambiente de la semana. El 4-0, de Carrión y el 4-1 de Gordi, tuvo la misma historia que el gol anulado al propio Gordi en posición dudosa, pero eso solamente hubiese significado el 4-2.

La segunda parte sobró, pero también sobró durante la semana la problemática de un absurdo cartel entorno a una fiesta que al final se celebró. Sobraron los dimes y diretes. Y lo que te contaré y seguiremos contando...

SAN FERNANDO CD: David Zamora, Eric, Germán (Pecci, 55'), Selu, Raúl Silveira, Carlitos, Ocaña, Roberto Rodiel, Sergio Beato (Polaco, 34'), Ñoño y Pedro Carrión (Chapi, 73'). PEÑA ROCIERA: Rivas, Barros (Rubén, 60'), Dani Muñoz, Alfonso, Iván Pérez, Lorca, Diego Miraut (Dani Cabrera, 64'), Johny, Gordi, José Romero (Chiqui Carmona, 48') y Fran Ruiz. Árbitro: Moreno Aguilar (cordobés). Mostró cartulinas amarillas a los jugadores Ñoño, Selu, Polaco, Barros, Rubén, Iván Pérez, Johny y Chiqui Carmona. Goles: 1-0 (16') Ñoño. 2-0 (30') Ñoño. 3-0 (43') Ñoño. 4-0 (70') Pedro Carrión. 4-1 (78') Gordi. Incidencias: Unos 700 espectadores.