Da la impresión que tanto quiso dormir el partido que el que se quedó dormido fue el San Fernando. El equipo isleño ofreció una imagen más que grata en la primera parte, pero se dejó dominar en la segunda, jugó con fuego y terminó quemándose, cediendo su segunda derrota consecutiva y entrando, de lleno, en unas arenas movedizas que pueden ser preocupantes, sobre todo viendo lo que le queda en las próximas jornadas, donde rendirán visita a Bahía Sur el Linares Deportivo y el Algeciras, con la jornada de entre semana donde se viajará a León.

Pero es que ante el Celta B, el equipo de Salva Ballesta mostró la cara en una primera mitad dominada, tranquila, pausada y equilibrada, y mostró la cruz en una segunda parte con poca ambición, desordenada y a merced de su rival. Eso le costó los tres puntos en litigio y eso ocasionó una tremenda bronca por parte de una afición azulina que, dicho sea de paso, había establecido el récord de asistencia en esta temporada.

El técnico maño volvió a realizar una revolución en el once. Los isleños querían olvidar lo antes posible la imagen que dieron en Madrid y Salva Ballesta apostó por poner a David Ramos en el lateral derecho, dando continuidad al centro de la zaga a lo que dispone, Farrando y José Carlos. Luis Ruiz ocupó la posición de lateral izquierdo. En el centro del campo todo seguía igual, con Caballero y Cebeiro como doble pivote y Bicho como organizador por delante de ellos.

El cambio más sustancial estuvo del centro del campo hacía delante donde Biabiany seguía ocupando la banda derecha pero la izquierda era para Juanmi Callejón, cambiando en la posición de delantero centro a Rubén del Campo por Marcelo, que, por primera vez, era titular.

Con esto, el San Fernando salió bien, muy bien, y afrontó el partido con tremenda capacidad. Ya a los pocos segundos del inicio se le anulaba un gol, más que dudoso, a Juanmi Callejón a centro de Biabiany por fuera de juego de éste último en el pase interior. Viendo la jugada repetida, no se aprecia del todo bien la claridad con la que la vio el auxiliar.

No tardó mucho el equipo isleño en perforar la meta contraria. Lo hizo el central Manu Farrando, lo hizo a la salida de un córner medido y lanzado por Caballero, y lo hizo con su pierna derecha.

El equipo de La Isla dominaba el choque y, lo más importante, controlaba al rival en todas sus líneas, por lo que el partido no parecía peligrar. Bien es cierto que tanto toque de balón en las inmediaciones de Perales llenaban de nerviosismo a la parroquia azulina, pero todo parecía estar controlado. Con esto, en el 21’ José Carlos intentó sorprender a Christian con un disparo desde el centro del campo que fue cogiendo maldad en la llegada al portal celtiña, y en el 25’ una galopada de Biabiany no fue culminada por el francés.

Una vez rebasada la media hora, el equipo visitante comenzó a merodear el área de Perales, que resolvió con acierto en el 36’ un disparo de Carrique y un minuto después un remate de Medrano. Por su parte, la primera parte terminó con una doble ocasión de Marcelo, que no acertó de cara al marco contrario en el 42’.

Pero todo cambió tras el descanso. El equipo isleño quiso dormir el partido hasta tal punto que los que se quedaron dormidos fueron los azulinos. El Celta iba ganando terreno conforme pasaban los minutos y, aunque en el 59 se le volvió a anular un tanto a Juanmi Callejón en una contra tras una clara oportunidad viguesa, el partido encontró dueño y señor en el equipo celtiña que, en tan solo cuatro minutos, remontó el marcador adverso.

Los isleños habían estado jugando con fuego y finalmente se quemaron. Salva quiso salvar las naves con cambios que no dieron resultado y la impotencia se apoderaba de un equipo que tuvo el partido en sus manos, que pudo terminar de tumbar a un rival cayéndose a la lona, pero que gestionó mal la segunda mitad y terminó perdiendo el combate por KO técnico. Habrá que esperar una reacción rápida de un San Fernando que tendrá el domingo, a partir de las doce, una piedra de toque importante ante el Linares de un ex entrenador azulino, Alberto González.