Fútbol | Primera Federación

El San Fernando desciende; el Sanluqueño se salva

  • La victoria del equipo verdiblanco en Castellón condena al conjunto azulino a la Segunda Federación a pesar de ganar 2-1 al Linares Deportivo

Hundimiento del equipo isleño al término del partido tras conocer el descenso.

Hundimiento del equipo isleño al término del partido tras conocer el descenso. / Jesús Marín

Cuando las lecciones se dejan para el último momento, puede ser que apruebes el último examen, pero que eso no te sirva para no aprobar el curso. Cuando juegas con fuego, uno y otro año, una y otra temporada, no cabe la menor duda de que en alguna ocasión terminas quemándote. Cuando no estás a la altura de una temporada durante muchas jornadas, por mucho que aprietes al final solamente un milagro te salva, y ese milagro, en innumerables ocasiones no suele llegar.

Depender del resultado de otro equipo es un arma de doble filo que termina volviéndose como un boomerang contra ti y eso le ocurrió al San Fernando. Los isleños apretaron los dos últimos partidos, pero el descenso ya estaba fraguado y las carambolas tenían que ser demasiadas. Ya salvó un match point en Sanlúcar, pero eso, al final fue engordar para morir, nadar para ahogarse en la orilla.

Y es que el descenso no se ha fraguado, aunque si realizado, en las dos últimas jornadas. A los isleños ya le llegaba el agua al cuello con la contundente derrota cosechada en Granada, o la de Melilla, ante dos equipos ya descendidos, o el gol del cancerbero malagueño en el 93. En esas tres jornadas, ya, prácticamente, se consumó lo que ante el Linares se confirmó.

Y eso que fue una tarde de sensaciones, de ambiente de fútbol, de momentos de euforia, de algarabía de una afición entregada, que, con el paso de los minutos, se convirtió en tristeza, silencio, desamparo, llanto y rabia. Se había nadado, se habían hecho los deberes, se había remontado un partido difícil y complicado, pero no fue suficiente.

El choque comenzó con el ímpetu de un equipo necesitado que, en un visto y no visto, se fue a por el partido desde el pitido inicial. Ya al minuto había creado dos ocasiones de gol, pero el Linares supo campear el temporal de la lógica intensidad de los isleños y, al cuarto de hora ya avisaba que los espacios serían su arma principal.

Tal fue así que el primer jarro de agua fría llegó al Iberoamericano poco antes de finalizar la primera parte. Un error de cálculo de Luis Ruiz permitió a Perejón plantarse ante Fuoli y, ni corto ni perezoso, lo batió de un disparo por su izquierda. El Iberoamericano enmudeció de repente.

En la segunda mitad, los isleños salieron dispuestos a la hombrada, a darlo todo. Y en siete minutos le dio la vuelta al marcador. Tras avisar Ángel Sánchez en el 46, una internada de Biabiany y un disparo lejos del alcance de Ernestas igualó la contienda.

Se enrabietaron los de Nano Rivas que cinco minutos después tras una bonita combinación, y una asistencia de Aquino, puso, a través de Cristian Herrera que solamente tuvo que empujar el cuero, el dos a uno y la algarabía de nuevo en una afición que creía en el milagro.

A partir de ese momento se estuvo más pendiente de lo que ocurría en Castellón -que por aquellos entonces jugaba con un hombre menos y había desperdiciado una pena máxima en la primera mitad- que de lo que pasaba en el antiguo Bahía Sur.

Y las noticias que iban llegando no eran buenas, y el flamante líder no encontraba la fórmula de marcar, y Mwepu ponía un cero a uno que acalló a un campo incrédulo, que terminó por hacer que los isleños abandonasen, tras nueve años, la categoría de bronce, una división para volver la vista atrás, para mirar tiempos ya olvidados. Pero es qué en el fútbol, cuando tantos años juegas con fuego…terminas quemándote.

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