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El San Fernando, en descenso

  • El conjunto isleño, que juega parte del segundo periodo en inferioridad numérica por la expulsión de Wicha, sucumbe en su visita al Municipal de La Línea y se complica bastante su futuro en la categoría

La Balona logró ayer un merecido triunfo sobre el San Fernando que, sin embargo, se antoja insuficiente por cuanto le mantiene a nueve puntos de la promoción. Ambos equipos protagonizaron un encuentro intenso, con ramalazos de mucha más calidad de la que se puede esperar de dos que están con la soga al cuello y un buen puñado de imprecisiones. Lo habitual cuando los puntos valen su peso en oro.

El primer periodo fue un monólogo de la Balompédica que se había adelantado antes del primer minuto con un gol de Copi, después de una generosa asistencia de Miguélez. Fiel a su filosofía los de La Línea tuvieron una generosidad con el rival. Esta vez le tocó a Thorices, después de un lanzamiento lejano de Javi Casares que se envenenó con el bote.

No habían pasado cinco minutos y el encuentro comenzaba de nuevo. El San Fernando no volvió a pasar del centro del campo hasta el descanso y la Balona lo intentó por todos los medios. Borja, Miguélez, Joseph… el equipo de casa llegaba con argumentos y aunque Raúl Iglesias sólo intervino en una falta botada magistralmente por el gibraltareño se veía venir que el gol estaba al caer. Y lo hizo Miguélez (37'), en otro error del centro de la retaguardia azulina, excesivamente imprecisa.

Tras el descanso Iriondo dio entrada a Puli y a la Balona le entró una vez más la crisis de confianza y fueron los isleños los que tomaron el mando. De hecho, una larga jugada bien trenzada puso en pies precisamente de Puli (56') el gol de la igualada, pero Thorices comenzó a redimirse e interceptó el disparo. La avalancha azulina llevaba implícita una relajación de las funciones defensivas y, a la contra, el equipo de Baby pudo sentenciar en varias llegadas, pero no anduvo fino en el momento clave de la culminación.

Cuando más sufría la Balona el árbitro tomó el protagonismo que nunca se le pide. En una entrada dura de Wicha a Borja expulsó al central visitante. Con la amarilla iba más que servido. No era ni encarnada.

El equipo de Bahía Sur cayó en la trampa y desde ese momento estuvo más pendiente del árbitro, un pelín casero y un mucho chulesco, que del partido. La Balona, por su parte, se condenó a sufrir al malograr otro buen puñado de ocasiones para equilibrar la contienda. Miguélez hizo cantar el tanto a los aficionados, Marín estrelló el balón en el palo… pero nada.

El último rato, con la afición volcada, fue una angustia. El síndrome de los puntos que se escapan se paseaba de un lado a otro. Tanto que un balón alto interceptado por Thorices fue festejado en la grada casi como de un gol se tratase. El San Fernando ya no dio para más y, por una vez, la Balompédica se defendió como Dios manda. Un triunfo es un triunfo. Valga para lo que valga.

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