montañismo expedición al dhaulagiri

Lina Quesada relata su vivencia en Nepal

  • La andaluza, con cinco cumbres de ochomiles en su palmarés, ofrece una conferencia-coloquio en Chiclana

La sevillana Lina Quesada, fotografiada junto al imponente Dhaulagiri.

La sevillana Lina Quesada, fotografiada junto al imponente Dhaulagiri.

La alpinista sevillana Lina Quesada ofrece hoy en Chiclana una conferencia-coloquio tras su regreso de la expedición al Dhaulagiri, montaña del Himalaya nepalí que con 8.167 metros ocupa el séptimo lugar entre las cumbres más altas del planeta.

Lina Quesada, que no consiguió hollar la cima por muy poco, se halla entre las españolas con un mayor número de ochomiles en su palmarés. En otoño de 2017 culminó su quinto ochomil, el Manaslu (8.163 metros), tras una ascensión muy complicada en la que no utilizó oxígeno artificial. Antes ya había pisado las cumbres del Cho Oyu (2005), el Gasherbrum II (2006), el Everest (2008) y el Broad Peak (2014).

De hecho, esta funcionaria de la Diputación de Sevilla considerada deportista de alto rendimiento se convirtió en su día en la primera andaluza en conquistar un ochomil y en 2007 intentó por primera vez el Dhaulagiri, acompañando a una expedición italiana que suspendió el ascenso al sufrir uno de sus miembros un accidente mortal.

Cabe recordar que en 2008 participó en una expedición a Nepal integrada tan solo por mujeres que llevaba por nombre Mujer Andalucía con el reto de ascender a la octava montaña más alta del mundo.

Nicolás Cabañas, presidente del Club de Montaña de Chiclana, presentará esta tarde a Lina Quesada, que relatará sus vivencias en el Dhaulagiri, en el Museo del Vino y de la Sal a partir de las 20:00 horas.

Puestos en contacto ayer con la hispalense, adelantaba algo de su relato: "Desde 2007 tenía la espinita clavada del Dhaulagiri y este año me animé pues tenía la moral por las nubes después del éxito del Manaslu. Me puse en modo ahorro y convencí a un amigo para ir los dos juntos. Desde que llegamos al campo base no tuvimos dos días seguidos de buen tiempo y él tuvo que regresar a España. Yo retrasé mi vuelo y me uní a un grupo de siete, en el que una asturiana y yo éramos las únicas sin la ayuda del oxígeno. Cuando alcanzamos los 8.000 metros nos faltaban dos horas de escalada y ya era algo tarde, por lo que tomamos la decisión de dar la vuelta pues seguir resultaba peligroso para nuestra integridad física al no quedar materialmente tiempo de bajar antes de anochecer. En realidad estoy un poco triste porque había puesto mucho empeño y porque tengo asimilado que no volveré al Dhaulagiri, ya que es muy caro intentar un ochomil y no tengo patrocinadores que me ayuden".

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