Garrido, el único miembro de la plantilla que ha jugado todos los minutos
El centrocampista vasco se adapta con rapidez a la nueva categoría y despliega una labor impecable como pivote defensivo
La trayectoria de Jon Ander Garrido es la demostración palpable de que la vida da muchas vueltas y puede cambiar en cualquier momento. El centrocampista pasa en unos meses de ser descartado en Segunda División B a convertirse en un fijo en las alineaciones del Cádiz en la categoría de plata. Del exilio al Racing de Ferrol a la titularidad en su regreso para volver a vestir de amarillo y azul.
El ex del Barakaldo es el único integrante de la plantilla cadista que ha disputado todos los minutos desde el arranque de la temporada. Los 360 de los cuatro partidos del campeonato de Liga y los 120 del exitoso encuentro de la Copa del Rey contra el Levante, que llegó a la prórroga y se resolvió en la tanda de penaltis. En total, 480 minutos a pleno rendimiento en la medular. Una pieza fundamental para Álvaro Cervera. El entrenador tuvo claro que Garrido debía quedarse cuando comprobó durante el verano la capacidad de trabajo del vasco en la zona donde se fabrica el juego y donde también se destruye. Es el único de los jugadores cedidos la pasada campaña que permanece en el Cádiz en el ejercicio actual.
Los pulmones de Garrido dan oxígeno al centro del campo gracias a su sobrada aptitud y actitud para robar balones al contrario. Un especialista defensivo que aporta el equilibrio que todo equipo necesita para desarmar al adversario y sentirse protegido. Su fuerte no es la creación y él, consciente de ello, sabe buscar a su compañero más cercano. Su rigor táctico es una bendición para el entrenador. Es un zaguero más cuando es preciso y también se atreve en labores de ataque. Sin olvidar nunca cuál es su cometido.
En el encuentro contra el Getafe protagonizó un despliegue físico descomunal. Apareció por todos lados hasta el punto de parecer por momentos que había más de un Garrido sobre el césped del Ramón de Carranza. Hasta estuvo a punto de marcar un gol cuando se internó por la banda y llegó hasta la línea de fondo. El foco mediático se posó en los goleadores, pero el pivote firmó un auténtico partidazo.
El vizcaíno es el futbolista más antiguo del plantel. Aterrizó mediada la campaña 2013/14, justo cuando Locos por el Balón compró el paquete mayoritario de las acciones del club que Antonio Muñoz había rescatado de Sinergy. No tardó en hacerse con un sitio en la zona ancha aunque con el tiempo la situación complicó. El jugador se adapta a las mil maravillas a Segunda División A, en la que ha debuta con todo éxito en el curso 2016/17. Nunca había pasado del peldaño de bronce hasta que por fin le llegó una oportunidad de oro que aprovecha a tope. No ha sido un camino fácil. El club prescindió de sus servicios en el mercado de invierno de la pasada temporada después de empezar como titular bajo las órdenes de Claudio Barragán y perder su sitio hasta el extremo de quedarse fuera de las convocatorias. Jugó cedido en el Racing de Ferrol hasta final de curso y volvió al Cádiz con el equipo ascendido a la división de plata. Se ganó al entrenador y a la dirección deportiva aunque recibió un mensaje público claro y contundente de Juan Carlos Cordero, que también hablado con él en privado: es un futbolista válido para Segunda A y si cuida su vida nocturna se quedaría en la plantilla. Ahí está, como uno más y de momento con todos los minutos en su mochila. Un todoterreno que puede con todo.
Garrido está en plena forma después de haber completado la pretemporada. El problema para Cervera será decidir cuando todos los medios estén al cien por cien. Abdullah y Eddy Silvestre ya entran en el equipo y queda José Mari por ponerse a tono. Las apariciones del francés y el roquetero han relegado a la suplencia a Mantecón. Garrido resiste en el once y será el míster quien tome la decisión cuando el roteño esté disponible.
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