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Montañismo

Cumbre cadista en el Cáucaso

  • Integrantes del Club de Montaña de Chiclana coronan el Elbrus tras ascender el Mont Blanc en 2009

El Club de Montaña de Chiclana se ha revelado en los dos últimos años como uno de los más activos de la provincia en su modalidad. De hecho, tras ascender el emblemático Mont Blanc en 2009, este verano cuatro de sus integrantes han subido un peldaño más al coronar la cumbre del Elbrus, en el Cáucaso ruso, el pico más alto de Europa con sus 5.642 metros.

Como cabía esperar en una aventura de estas características, las dificultades acompañaron a los gaditanos desde el comienzo, al punto de que incluso el viaje desde Málaga se vio condicionado por los incendios que afectaron el pasado mes de agosto a Moscú. El contratiempo, sin embargo, no supuso más que acumular cierto retraso, de modo que la expedición llegó el domingo día 8 por la tarde a Terskol, en el valle de Baksan, localidad de referencia para quienes pretenden hacer cumbre en el Elbrus.

Aprovechando que las condiciones meteorológicas eran excelentes, el lunes los gaditanos emprendieron la subida a Barrels. Dos funiculares de Azau y un telesilla monoplaza de Gara Basi dejaron a los cuatro miembros del Club de Montaña de Chiclana a 3.700 metros de altitud, en un curioso campamento, una especie de diseminado de contenedores metálicos, como barriles o remolques cisterna que están habilitados como dormitorios. De apariencia caótica, disponen de electricidad, calefacción y mantas, aunque se echa en falta el agua para los servicios.

Con el propósito de aclimatarse a las condiciones de la zona, el martes inician la ascensión desde Barrels hasta Pastukova Rocks, a 4.700 metros, en sólo tres horas. El glaciar se presenta con el hielo a la vista y no se observan grandes grietas en la ruta. No obstante, el tiempo cambia súbitamente y una nevada les obliga a regresar a Barrels rápidamente.

La agenda contempla para el miércoles 11 jornada de descanso activo, que se salda con una subida tranquila a 4.300 metros antes de que otra tormenta obligue a volver deprisa y haga temer por el primer intento serio de coronar el Elbrus al día siguiente.

Por suerte, a la 1 de la madrugada del jueves el cielo ofrece su mejor estampa: noche de Perseidas, Lágrimas de San Lorenzo... Poco antes de las 2 la expedición se pone en marcha. No hace demasiado frío y avanza por el glaciar a un ritmo constante. La subida hasta Pastukova Rocks se hace cómoda, la inclinación aún es muy llevadera y la altura tampoco se ha dejado sentir todavía.

En apenas tres horas y media alcanzan la altura del Mont Blanc, el techo para tres de los cuatro expedicionarios. Comienza a soplar algo de viento, la sensación térmica cambia y el frío ahora es intenso. Además, a partir de Pastukova Rocks la pendiente es fuerte, la diagonal de las interminables cuestas presentan desniveles de más del 50%.

Si hasta los 5.000 metros la subida resultó llevadera, hasta los 5.300 que conducen a Saddle cada paso cuesta un tremendo trabajo. Menos mal que los rayos del sol dan un respiro porque la temperatura sube a 4 grados bajo cero y el viento casi desaparece.

Un descanso precede al último esfuerzo en una empinadísima rampa antes de alcanzar la meseta superior, donde prácticamente queda a la vista la cumbre. El último tramo es un auténtico muro, pero la proximidad del objetivo otorga el plus necesario para hacer realidad el sueño. A las 11:12 los montañeros chiclaneros coronan el Elbrus: 5.642 metros.

Agotados pero inmensamente felices por el logro, los expedicionarios disfrutan durante media hora de un paisaje único, más de 1.000 metros por encima de todas las montañas del Cáucaso. Llegan montañeros japoneses, rusos, ucranianos. Todos amigos. Y también llega el momento de bajar. En Saddle paran para comer y, antes de decidir si alargan la ruta dos horas para alcanzar la cumbre secundaria, las nubes tormentosas que se están formando obligan al descenso con celeridad. Para qué arriesgar si el objetivo estaba ya cumplido.

Con el Elbrus coronado al primer intento, los chiclaneros aprovecharon el fin de semana para pasear por los bosques próximos al Cheguet (3.481) y para maravillarse con la cascada conocida como Melena de Mujer, de más de 600 metros de desnivel y con la particularidad de que al pie se puede atravesar la cortina de agua. Como en las películas.

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