Joaquín 'Quini' García | Árbitro ascendido a la ACB

"Cádiz tiene algo especial que hace que salgan árbitros muy preparados"

  • El gaditano de la capital se convierte en el sexto colegiado de la provincia que pita en la Liga Endesa.

El nuevo árbitro gaditano de la Liga Endesa, en un encuentro de la pasada campaña.

El nuevo árbitro gaditano de la Liga Endesa, en un encuentro de la pasada campaña. / FAB

Joaquín García se convertirá esta temporada en el nuevo árbitro de la provincia de Cádiz que pita en la Liga Endesa de la ACB. Quini García, como es conocido en el mundillo de la canasta, sigue los pasos de los puertorrealeños Benjamín Jiménez y Miguel Ángel Pérez, y los isleños José Ramón García y Alberto Sánchez, aunque en realidad, como el propio colegiado explica, son seis los gaditanos que pitan en la máxima categoría del baloncesto español, nada menos que una sexta parte del total.

–Arbitrar en la ACB equivale a llegar a una élite, pero detrás habrá mucho trabajo y años de dedicación. ¿Cuál ha sido su trayectoria?

–Pues todo comenzó mientras jugaba al baloncesto a los 12 años. Jugué desde los 8 hasta los 17 años, y fue a los 12 cuando se fundó la Asociación Eres@arbitro, donde compañeros árbitros de Cádiz buscaban fomentar el arbitraje de baloncesto en la capital. Ahí entré yo a arbitrar mis primeros partidos y a apasionarme por este mundillo. Ya a los 16 años entré en la Federación Gaditana de Baloncesto, compaginándolo con mi vida de jugador. A los 18 años tomé la decisión de centrarme en el arbitraje, y comencé a ascender año por año de categoría, desde 1ª Nacional, pasando por el Grupo 2 FEB, Vinculación a Grupo 1 FEB, Grupo 1 FEB y, este año, ACB.

–Pitar en baloncesto supone que gusta el deporte de la canasta, pero ¿cuándo se da cuenta de que lo suyo es arbitrar en lugar de botar y lanzar?

–En ese período entre los 12 y los 16 años, tuve un parón importante de arbitraje debido a que no supe compaginar el arbitraje con los partidos de baloncesto. A esa edad, todo se te hace un mundo. A los 16 años me di cuenta de que lo echaba realmente de menos y me incorporé más seriamente con la Federación. Finalmente, a los 18 años tenía claro que no era buen jugador, y que quizás mi carrera deportiva corriera más suerte en el mundo del silbato.

–Resulta como mínimo curioso que una ciudad como Cádiz, sin baloncesto de primer nivel, dé un árbitro de la máxima categoría...

–Es algo que sorprende a muchos. Por suerte (y trabajo), somos una provincia muy fuerte en el mundo arbitral y, al final, toda esa experiencia y sabiduría de los compañeros que tenemos en grandísimas categorías, cae hacia abajo a modo de cascada. En definitiva, tenemos grandísimos árbitros y ellos ejercen de buenos profesores para que las generaciones futuras estén muy bien preparadas para llegar a lo máximo.

–Aun habiendo polémicas, que las hay, suele ser menos conflictivo el arbitraje en baloncesto que por ejemplo en fútbol. ¿Es otra la cultura de este deporte?

–Todos los deportes fomentan unos valores y una cultura diferente. Sin ir más lejos, el rugby, que exteriormente la gente puede tener una percepción muy agresiva, es el deporte que más valores positivos fomenta, y que más respeto se tienen entre equipos, árbitros y aficionados. Por otro lado, el baloncesto no está tan mediatizado como el fútbol, por lo que no existe tanto fanatismo copara llegar a extremos como los que se llega en el deporte rey de nuestro país. Por desgracia, a veces existen momentos desagradables que no deben darse jamás en una cancha.

–En el recientemente finalizado Mundial, un árbitro español fue expulsado por un grave error que perjudicó a Lituania, al no revisar una imagen. ¿Le parecen justas estas medidas?

–Es una cuestión de la que prefiero no hablar por respeto a mi compañero y porque por contrato no nos permiten valorar este tipo de cosas. En todo caso, cualquier ayuda es buena para todos, aunque la gente no sabe qué situaciones pueden visionarse y cuáles no. Si no se revisa algo, no es por gusto, es porque el reglamento no lo permite.

–¿Qué es lo más complicado para un árbitro en la cancha?

–Mantener una buena estabilidad emocional que permita estar cómodos en momentos incómodos y estar calmados en momentos de tensión.

–Cinco árbitros de la provincia en la Liga ACB de los treintaitantos que hay en total... ¿Es Cádiz una campeona mundial en el ámbito del arbitraje?

–Mundial no lo sé, pero gozamos de buena salud arbitral en el mundo del baloncesto sin duda. Concretamente somos seis, no cinco, ya que el compañero Alberto Baena, afincado en el Comité Catalán, en realidad es conileño. Pero sí, Cádiz tiene algo especial que hace que salgan árbitros muy preparados y que acaban llegando a la élite nacional e internacional.

–A nivel personal, ¿cuál es su objetivo a corto plazo?

–Mi objetivo a corto plazo es adaptarme a la Liga Endesa. Hablamos de una de las ligas más potentes de Europa, lo cual no es una tarea fácil.

–¿Y en un horizonte de más años? ¿La internacionalidad, por ejemplo?

–Eso queda aún muy lejos y no depende de mí. Lo que sí depende de uno mismo es el compromiso y el trabajo, lo cual no van a faltar. Hoy por hoy, sólo pienso en esta nueva temporada, la cual será muy ilusionante sin duda.

–La última. ¿Qué partido ha soñado muchas veces con pitar?

–Sinceramente, nunca he pensado más allá de lo que toca. Plantearse objetivos muy ambiciosos y lejanos suele causar frustración. Todo aquel que comienza a arbitrar quiere llegar a lo máximo posible y poder alcanzar un gran rendimiento. En mi caso, nunca me he obsesionado con llegar a ningún sitio ni de arbitrar un partido en concreto. Disfruto y trabajo cada temporada, cada partido y cada compañero sin la obsesión de alcanzar imperativamente un logro o una meta.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios