La Diputación Provincial de Cádiz promete al Centro Comarcal de Desarrollo Infantil y Atención Temprana Bajo Guadalquivir, estudiar nuevas vías de colaboración para la demanda que pide esta entidad que actualmente se encuentra inmersa en un proyecto de ampliación de sus instalaciones. La presidenta de la Diputación, Almudena Martínez del Junco, visitó el centro y se reunió con su presidente, Rafael Ibáñez, para conocer de primera mano las necesidades y retos que afronta esta institución ubicada en Sanlúcar de Barrameda.

En principio, la disposición de la Diputación es total para la colaboración y financiación de las obras de ampliación. Cabe destacar que la administración provincial ya acarrea con una ayuda permanente, que se mantiene en el 2024 como quedó reflejado en los presupuestos, de 35.000 euros.

Martínez del Junco recoge, a raíz del encuentro, que “las políticas sociales son uno de los ejes prioritarios de la acción de gobierno de la Diputación de Cádiz”, al tiempo que subraya la importancia de los programas que protegen las necesidades evolutivas de la primera infancia. En la misma línea, el director de Bajo Guadalquivir indica que “invertir en estas instalaciones es invertir en futuro y en calidad de vida de los niños con necesidades de atención temprana”.

Este centro atiende en la actualidad a 380 menores –de 0 a 6 años- con trastornos en su desarrollo o riesgo de presentarlos, la mayoría procedentes de la comarca de la Costa Noroeste de la provincia de Cádiz. 220 de las plazas disponibles están concertadas con la Junta de Andalucía, y según los datos aportados por el director, hay casi 80 niños y niñas en lista de espera. Esta situación hace necesaria la ampliación de las instalaciones, cuyas obras comenzaron el pasado año y está previsto completar por fases.

La ejecución de este proyecto, para el que el Ayuntamiento de Sanlúcar ha cedido unos terrenos aledaños a las instalaciones ya existentes, permitirá construir 10 salas, contratar a 10 profesionales más y ampliar la atención a los menores. De esta manera, el edificio proyectado incluye diez salas de tratamiento individualizado, una sala Snoezel para la estimulación sensorial y salas de juntas, de reuniones de profesionales, de talleres de formación para las familias, de usos múltiples para la celebración de cursos, jornadas y seminarios para la formación de los profesionales, y de yesos y otras ayudas técnicas para los trastornos motores. Asimismo, contempla un vestuario, baños adaptados, un comedor para el personal y una sala de espera.

El centro de estimulación precoz, como se le conoce popularmente, cuenta con un equipo de profesionales compuesto por fisioterapeutas, psicomotricistas, logopedas, psicólogos y especialistas en audición y lenguaje. Todos ellos hacen posible el desarrollo de programas para aplicar tratamientos que ayudan a minimizar los posibles retrasos, prevenir un mayor deterioro futuro y controlar situaciones adicionales posteriores que pudiesen alterar el desarrollo, así como también ayudar a las familias en la interacción con los niños y niñas.