Con la Venia

A jugar. Por Yolanda Vallejo

  • Los que aprendimos a soñar en pesetas seguimos teniendo problemas con los euros. Ya ve, dice el tango que veinte años no es nada y debe ser cierto, porque los de mi generación seguimos conservando la perversa costumbre de traducir a pesetas la cesta de la compra o las facturas, sobre todo cuando las cifras se convierten en letras que hay que pagar a fin de mes.

  • Lo hacemos, además, contra nosotros mismos y contra nuestros propios intereses. Me explicaré, aunque no creo que haga mucha falta; cuando el viento va a nuestro favor, lo dejamos que corra. Total, decimos, son tres euros, o son quince euros, o mira, no llega a veinte euros y nos quedamos tan tranquilos, pero cuando la gasolina sube por encima de las cuatrocientas pesetas el litro, las cerezas se ponen a mil pesetas el medio kilo, y el litro de aceite ronda las novecientas pesetas, nos entra el vértigo, llega el llanto y el crujir de dientes y nuestra conciencia de pobre se revuelve ¿hasta dónde vamos a llegar?.

  • Con las cantidades grandes nos pasa al contrario, es el efecto refranero de lo poco espanta y lo mucho amansa, y así, nos tranquiliza más pensar que una vivienda cuesta trescientos mil euros, antes que caer en la tentación de imaginarnos esos cincuenta millones de pesetas dando vueltas en los ojos del Tío Gilito. La cosa se complica cuando nuestra inutilidad manifiesta para las cuentas se enfrenta a cifras millonarias, pero de euros. Ahí es donde nos rendimos.

  • Cinco millones de euros va a poner nuestro ayuntamiento encima de la mesa para rehabilitar Valcárcel y que se convierta en Facultad de Educación. Cinco millones de euros -que son algo así como ochocientos treinta millones de pesetas- que saldrán de las arcas municipales para financiar un proyecto que ni es municipal, ni redundará en la vida de los gaditanos -y no compro la milonga de la vida universitaria que va a tener el barrio de la Viña, porque conozco el paño-, ni hará que los pitos de las ollas suenen más fuerte -¿se acordaba usted de los pitos de las ollas que decía nuestro alcalde?-. Cinco millones para la Universidad, mientras los colegios gaditanos, sí, los de la escuela que es obligatoria para todos y todas los niños y las niñas de Cádiz, siguen necesitando de algo más que una manita de pintura, un paso de cebra cerca y un toldo para el recreo. Y eso sí que es responsabilidad municipal, porque a veces se nos olvida que los edificios de los colegios son del Ayuntamiento y es éste el que debe hacerse cargo de su mantenimiento y de que estén en el mejor estado posible para que nuestros niños y niñas no tengan que hacer el recreo en una azotea o no tengan el patio medio condenado por grietas o por el estado de la muralla que lo rodea. Y eso, solo por ponerle un ejemplo. Porque ochocientos treinta millones de pesetas son muchos millones aunque los convierta a euros. Euros que podrían invertirse en servicios sociales, en vivienda, en empleo, en limpieza, en transporte, en el bono eléctrico… ya sabe, en lo que es el día a día de cada uno de nosotros, vecinos y vecinas.

  • Aunque para ser justos, hay que decir que es cierto es que la Junta de Andalucía ponía como condición para apostar por la nueva Facultad de Educación en Valcárcel que «todas las administraciones participaran económicamente», pero también es cierto que la Junta de Andalucía buscará ahora otra excusa, porque como ya dijo el consejero Velasco «nosotros lógicamente no podemos gastar en un edificio cuarenta millones de euros» , y mucho me temo que con la generosa aportación del Ayuntamiento de Cádiz no tienen ni para empezar la obra, teniendo en cuenta las dimensiones, el estado de abandono y el nivel de protección de Valcárcel. Así que, lo mismo, el órdago del consistorio municipal es un paná… ya se verá.

  • Igual que se verán los quince millones de euros de remanente líquido -que traducido resulta que les han sobrado del presupuesto, lo que no sé es si eso es bueno o malo- que aguardan en Tesorería y los 9,8 millones de la venta del hotel del estadio, y se verá si con tres millones y medio de euros hay para levantar el pabellón Portillo, si el millón y medio de Patrimonio es suficiente, si se termina el teatro del Parque, si se arregla el Casino antes de que se caiga o si, por fin, se abre el museo del Carnaval. 

  • Se verá, claro que se verá. Porque,si para algo nos sirve acumular almanaques, es para saber que no hay nada que activen más la economía, las inversiones y el ingenio que la certeza de unas elecciones en el horizonte. Así que, coja la calculadora y empiece a echar cuentas, porque, como dice nuestro alcalde, somos el «verdadero milagro económico andaluz» y de aquí a un año vamos a ver más de un escaparate de «El precio justo». Lo sé, lo reconozco, soy tan antigua que no solo cuento en pesetas, sino que me acuerdo perfectamente de aquello de «A jugarrrrrrrrr». Y usted también.