Se acabó la diversión

26 de noviembre 2016 - 09:32

Como tantos otros de joven me sentí atraído por la revolución cubana y por la figura de Fidel Castro. Cuando conocí Cuba se me pasó. Uno debe querer para los demás lo que quiere para sí y yo no quiero para España un sistema que provoca el exilio para millones de ciudadanos, con graves carestías en el abastecimiento de la población, que vive de la caridad de Venezuela o , hace años, de la URSS, que encarcela a los disidentes. Por supuesto el sistema educativo y el sanitario de Cuba es mejor del que tienen otros países iberoamericanos, pero en las escuelas faltan lápices y cuadernos, los títulos cubanos no son reconocidos en ningún país del mundo y los hospitales donde van los cubanos de a pie son una auténtica calamidad donde los pacientes tienen que comprarse sus medicinas. Siguiendo el chiste cubano: Cuba tiene dos cosas buenas y tres malas, las buenas son la educación y la sanidad y las malas son el desayuno, el almuerzo y la cena. El sistema político cubano ha convertido a la nación más próspera de la América española, como era Cuba antes de la revolución, en un país que es incapaz de producir lo necesario para poder mantener a la población. Conviene recordar que en 1958 la renta per cápita de Cuba era mayor que la española, motivo por el cual emigraban muchos españoles a la Perla de las Antillas. Incluso tenía mejores datos en analfabetismo , sanidad y desarrollo. Es verdad que la revolución le dio una importancia a Cuba que nunca habría tenido por población o por producción. El embargo americano no ha sido más que una excusa para justificar la ineficiencia del Gobierno cubano, aparte de que no es tal porque Cuba compra muchos alimentos en los EEUU aunque tiene que pagar al contado y podría comprar sus insumos en cualquier otro país del mundo. Esta es la realidad que deja Fidel, aparte de una cuarta parte de la población fuera de Cuba y cientos de miles deseando irse, haciendo cola ante el consulado español para obtener un pasaporte o un visado. No cabe duda del papel histórico desempeñado por Fidel Castro en la segunda mitad del siglo XX. Estará para siempre en los libros de historia. Fue una gesta romántica que un grupo de guerrilleros tomaran el poder al gobierno de Cuba, por mucho que EEUU le retiró su apoyo al dictador Batista lo que facilitó mucho las cosas a los barbudos. Escucho las canciones de Carlos Puebla y me producen la melancolía que provocan los recuerdos de juventud, cuando éramos unos ingenuos y pensábamos que la revolución iba a acabar con las injusticias en el mundo. Ahora miramos a Cuba y pensamos en las cárceles y los exiliados. El sueño de la revolución produce monstruos. Descanse en paz el Comandante y que pueda producirse la renconciliación entre los cubanos. Por cierto: qué poca consideración, se ha muerto Fidel con Barroso en España. ¿Le habrá llamado Raúl para las exequias?

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