Vino viejo en odres nuevos

11 de junio 2014 - 15:53

DEL FACEBOOK DE PODEMOS: "Fernando Santiago está que trina con PODEMOS. Se inventa cifras y cargos para intentar desvirtuar el proyecto. No son los más de 900 votos que sacó Teresa Rodríguez en las últimas elecciones municipales lo que confunde. Es que en algunas mesas aquella candidatura estaba por encima de partidos como UPYD y el PA. Había una tendencia, un germen de rebeldía que no se puede oler desde los despachos de la casta. Obvia Santiago que PODEMOS obtiene en Cádiz su mejor resultado en capital de provincia, y que eso no se explica sólo por un fenómeno mediático. Sino porque en Cádiz se lleva gestando desde hace mucho tiempo una acumulación de fuerzas y de sentido común antagonista y confrontado con las moquetas, las redes clientelares, los protocolos y todo lo que huele a casta y viejo régimen. Se ha dado cuenta tarde y ahora se pone nervioso. Porque cuando la casta haga las maletas, los excrementos de ella harán las maletas también." Al final Podemos es como cualquier partido. No hay diferencia notable. Reaccionan con intolerancia ante cualquier crítica. De la intolerancia al sectarismo hay un paso, de ahí al clientelismo y de allí a la corrupción. El camino natural de los partidos políticos. España está aquejada del mal de la intransigencia. Ante cualquier crítica se reacciona con agresividad. Mucha horizontalidad, mucha participación, mucha transparencia y luego los Círculos de Podemos son como los Círculos Bolivarianos donde están inspirados vía Monedero: si alguien hace una crítica te mandan a los matones de turno. En España porque no tienen el poder, sino enviaban a la policía y te metían en la cárcel. He de reconocer que soy de la casta, de la misma casta que los dirigentes de Podemos: los empleados públicos. Los cinco eurodiputados son (uno era, ahora está jubilado) empleados públicos, incluida la Gran Lideresa Teresa Rodríguez. Igual que yo. Esa es toda la casta de la que formo parte. No hay que presumir mucho del número de votos no vaya a ser que alguien ponga encima otras cifras diferentes.

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