Sigue la polémica croqueteril
Querido Marco
Te rogaría que fueses más cuidadoso con la custodia de tu correspondencia. De otro modo no entiendo cómo ha podido llegar a tus manos esa carta apócrifa llena de falsedades y también de dudas sobre la potencia de mi materia fecal que recibiste hace poco tiempo. Creí que, al asesinar en Roma a Quieto, Palma, Celso y Nigrino, conjurados para eliminarme por la envidia que me profesaban a causa de mis productos corporales, había acabado con todos mis adversarios pero por lo visto no fue así. Debí matar también a Serviano, mi cuñado, pues sé que él, también me odiaba por el tamaño de mis heces. Lo haré sin falta cuando regrese a la metrópolis. Curiosamente estos conspiradores que te he nombrado – sit tibi terra levis – eran los que chillaban y escupían cuando contemplaban en la letrina mi merda.
Desde luego la carta es apócrifa. Apócrifa y de un indocumentado como mi cuñado Serviano. Suya es su letra y suya es su ignorancia. Sabrás por tu tutor Pitrakós que es imposible que sea de Lucio Cornelio Balbo Maiore, pues cerca de cien años nos separan. ¿Todavía está vivo? Además, cuando estuve en Gades fui a visitar a los familiares de Cornelio Balbo “el Joven” que me atendieron con mucha hospitalitas-tis. A los descendientes de su tío, Lucio Cornelio Balbo Maiore, no los pude visitar porque no se casó.
Cuenta la leyenda, no lo puedo asegurar, que, como muchos gaditanos –je je- era de la piompa, o sea más maricón que un palomo cojo y a pesar de que él lo negaba, Cicerón lo tuvo que defender en el Senado con su discurso Pro Balbo virilitatis, donde defendió su virilidad.
Dice el apócrifo, que el teatro fue construido bajo su mandato. ¿Cabe mayor error? El teatro lo levantó su sobrino el gran constructor de la nueva Gades, el primer general no romano al que Roma recibió en Triunfo…
No lo dudes, es de Serviano. La carta es de Serviano. Un perro traidor que trata de engañarte con falsedades y con cuentos sin fin. Y ten en cuenta que fallaces sunt rerum species, las apariencias engañan. ¡Cuídate de Serviano que tiene la espada untada de miel… “melle litus gladius”! Por lo demás, ¿qué decirte? Me gustan las mujeres y más las gaditanas jóvenes. Pero esa noche, a la salida del simposium-coena debido al engollipamiento me fui al lectus y todo se desarrolló como te conté en mi carta. Es verdad, se me olvidó decir que las heces eran verdes, pero fue debido a la premura de mi escrito y este olvido no invalida mi amor por esta ciudad y la calidad de mis heces. Esta foto lo prueba
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Turismo de Ceuta
Contenido ofrecido por CEU en Andalucía