PERIODISMO Y REPRESIÓN. Los periodistas gaditanos y el Franquismo (1936-1945)

18 de junio 2011 - 08:03

La Asociación de la Prensa de Cádiz vive varias etapas en los años que van desde su primera fundación en 1909 y 1936, desapareciendo durante la guerra civil (volverá a aparecer en 1944 por la obligación de colegiación de las leyes franquistas). 1909 va a ser un año de gran importancia para el periodismo español y la organización de la profesión con el nacimiento de bastantes asociaciones de la prensa en todo el territorio nacional (en Andalucía destaca además de Cádiz, Sevilla y Córdoba un años después). Siguiendo el ejemplo de la madrileña, una de las primeras fundada en 1895 (pocas son anteriores, como Málaga, nacida en 1882), los periodistas gaditanos deciden unirse ante las graves dificultades que les toca vivir con bajísimos sueldos, ausencia de contratos de trabajo, una nula consideración social y la falta de reconocimiento de la profesión. Ya incidimos en la introducción de este libro en la falta de profesionalización en esta época. Prácticamente todos los periodistas (así ocurre con los estudiados) tenían otro empleo del que vivían siendo el periodismo una profesión absolutamente vocacional a la que generalmente se vinculaban provenientes de la actividad intelectual, destacando los abogados y escritores. No obstante, para muchos resultaba imposible tener unas condiciones de trabajo dignas por lo que, en un momento de movilización profesional como es el comienzo del siglo XX (son muchas las que nacen en Cádiz en estos años), algunos periodistas de la capital empieza a movilizarse. El protagonista principal de esta idea fue Luis Pérez Fernández, director y redactor de El Lince y de La Revista Portuense. El apoyo de otros compañeros como Federico Joly, propietario de Diario de Cádiz, Joaquín Figal, propietario de Claro y Oscuro, Rafael Vera Monge o José Casaux, permitió que el proyecto comenzara a funcionar. Tras una primera reunión se constituyó una Comisión organizadora en mayo de 1909 que se movió con gran celeridad y en poco más de un mes se constituía la Asociación de la Prensa con la finalidad de protección a sus asociados según puede verse en el artículo primero del reglamento que se aprobó el 5 de julio de 1909:

“Artículo 1. La Asociación de la Prensa Gaditana es una Sociedad benéfica de socorros mutuos, consagrada a la defensa de los intereses morales y materiales del periodista, cuyos fines se propone realizar por los medios siguientes, tan luego como los recursos y desenvolvimiento de la Asociación lo vaya permitiendo.”

Realmente la entidad era una Mutua para ayudar a los muchos compañeros en apuros y de hecho en los estatutos se proponía dotar a los asociados se servicio médico-farmacéutico y de socorros en metálico que fueron muy utilizados (en diciembre de 1909 se fundaba el Montepío). Dada la falta de dinero de la entidad y sus socios la APC, como todas las demás recurrió a la organización de espectáculos benéficos de toros o teatros para conseguir fondos y poder pagar un local y los servicios ofrecidos (además de la cuota de socio). Según su reglamento, existían distintos tipos de socios: los socios de Mérito, Protectores, Fundadores, Numerarios y Corresponsales. Los primeros eran elegidos por sus méritos por los asociados, los Fundadores eran los que estaban en la APC desde 1909, y los Numerarios los asociados después. Se consideraba socios Corresponsales a todos los de la provincia. Con respecto a los socios Protectores, eran las personas, agrupaciones, o entidades que hiciesen donativos a la corporación. Este punto es de interés porque explicaría la presencia de destacadas figuras del Cádiz de comienzos de siglo como socios. El que en las Actas de la APC no haga diferenciaciones entre estos no nos permite distinguirlos.

Los estatutos también recogían la composición de una Junta Directiva elegida anualmente. Una vez aprobados los estatutos en votación salió la siguiente Junta Directiva. Su presidente fue José Larrondo y Sordo (sustituido en febrero de 1910 por Federico Joly por su dimisión pasando Larrondo a vicepresidente), y los vicepresidentes, Juan Martín de Barbadillo y Antonio Mileto, a los que luego se añadió Federico Joly. Como tesorero Santiago Abascal, secretario Luis Pérez y vocales: Ricardo Cano, Juan Noya, Juan A. del Campo, Diego Gómez del Valle y Antonio Carrillo, a los que se añadió en 1910 Rafael de Vera. En las elecciones de 1912 Laharrondo volvía a la presidencia y como vicepresidentes: José de Casaux, Miguel de la Peña y Juan Antonio del Campo. En la secretaría Luis Pérez y Rafael de Vera como vicesecretario. Los vocales fueron: Manuel Juliá, Bernardo Fernández, Antonio Carrillo, Francisco de A. Cerón, Manuel Fernández y Joaquín Final.

Esta primera etapa de la APC es una de las más brillantes y su éxito se muestra en el número de asociados que reunió más de doscientos entre los que se encontraban no solo la gran mayoría de los que escribían en prensa con mayor o menor frecuencia, si no todos aquellos que colaboraban con la asociación. La APC desarrolló una gran actividad al ayudar a periodistas en problemas, defendiendo a sus asociados en conflictos (se verá el caso de Chilía), organizando actos benéficos para conseguir fondos y realizando homenajes a algunos de sus socios más significativos (como a Adolfo de Castro en 1911 y al capitán Joaquín Accame en 1912 al fallecer en Melilla). También mostró una gran preocupación por todos los asuntos gaditanos participando en campañas de concienciación ciudadana o de ayuda (caso de la carestía de alimentos a comienzos de siglo o de la higienización de la ciudad), o en todos los grandes acontecimientos de la época, entre los que desatacó el centenario de la Constitución de 1812 para el que se organizó el Primer Congreso Periodístico español (del 6 al 12 de octubre de 1912). Asimismo, manifestó su interés pro la cultura con la creación de una biblioteca en su sede (en la calle Segismundo Moret nº 17) y en la adquisición del mueble homenaje a Emilio Castelar.

Sin embargo, este brillante comienzo se ve pronto truncado. En 1913 las dificultades económicas de la asociación son alarmantes y empeoran en los años siguientes unida a la disminución del número de socios (de los 250 socios en 1913, la mayoría eran protectores o de mérito que dieron prestigio a la APC pero no pagaban cuota). En sus últimos años va languideciendo y desaparece en 1918.

En los años veinte la APC vivió una segunda etapa bajo el nombre de Agrupación Profesional de la Prensa Diaria de accidentada vida. En 1924 se hicieron los primeros intentos de constitución que no llegaron a buen puerto. Se reunió a los profesionales de Cádiz con la excusa de una cena-homenaje al presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid y se planteó la cuestión por Ignacio Chilía. Aunque la prensa se hizo eco y algunos periodistas recogieron la idea, no comprobamos que se hiciese mucho más hasta 1927. El 2 de febrero se reunían varios periodistas y acordaban la fundación. Sabemos que dos días después se elegía la Junta directiva de la que fue presidente Antonio Garrachón, vicepresidente Ramón Bujones, secretario, Francisco Moreno Ruiz, Tesorero, Francisco Gómez Carrasco y contador, Rafael de Vera y Monge. La intención fue, de nuevo, promover un Montepío para lo que se organizaron algunos festivales. Poco más se sabe, además de su participación en algunos actos ciudadanos, el último conocido en 1929.

Será en 1930 cuando esta Agrupación Profesional consiga consolidarse desapareciendo como resultado de la guerra civil. El 23 de enero de 1930 se organizaba una Agrupación Profesional de la Prensa Diaria, o Asociación de la Prensa. La Junta Directiva estuvo formada por Francisco Moreno Ruiz como presidente (hasta 1932 en que se eligió a Manuel Peces); Rafael de Vera como vicepresidente; Antonio Garrachón como secretario; Francisco Gómez Carrasco como tesorero; José Antonio O. Sánchez como vocal primero; Antonio López Laguna, vocal segundo; Antonio Rubio, vocal tercero; Tomás Mariño, vocal cuarto y Antonio del Castillo como vocal quinto. En 1933 la APC se fusionaba con la asociación de periodistas de San Fernando. Estos años fueron de gran actividad. Se organizaron muchos actos para conseguir fondos para el Montepío, repitiéndose varios al año, entre los que destaca una corrida de toros en julio detrás de la cual se organizaba un ágape y se elegía a la señorita Prensa o Miss Prensa; funciones teatrales en el Teatro Cómico o en el Falla; y funciones en el Cine Municipal. En estos años también se organizaron homenajes a gaditanos ilustres como el hecho a Pemán y Antonio Accame. Sin embargo, como señalamos en el capítulo 2, lo más significativo de esta etapa es que se consigue un órgano propio, el semanario El Faro.

Fragmento del libro "PERIODISMO Y REPRESIÓN. Los periodistas gaditanos y el Franquismo (1936-1945)" de Concha Langa Nuño.

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