La zona naranja de Chiclana, a debate

Cuando se cumple un mes de su entrada en vigor, las opiniones sobre esta medida, que regula 8.757 plazas de aparcamientos públicas, son de lo más dispares

El Ayuntamiento de Chiclana habilita dos bolsas de aparcamiento gratuitas en la playa

Coches aparcados en la Carretera de La Barrosa.
Coches aparcados en la Carretera de La Barrosa. / Miguel Gómez

El pasado 10 de junio entraba en vigor la zona naranja en la franja del litoral de Chiclana, una debatida medida municipal que ha supuesto la regulación del aparcamiento en este espacio de 8.757 plazas públicas, hasta el 30 de septiembre, pero que exime a los residentes en Chiclana con el Impuesto de Vehículo de Tracción Mecánica (IVTM) al corriente del pago.

Innumerables calles, como la Carretera de La Barrosa o la Avenida Octavio Augusto, se incluyen en esta iniciativa, que contempla un importe mínimo de dos euros la hora y la posibilidad de adquirir abonos semanales o mensuales y tarifas especiales para residentes estacionales y trabajadores en la ciudad.

Precisamente, estos últimos, quienes prestan sus servicios en el municipio, pero ni residen en él ni pagan el IVTM aquí, son el colectivo más crítico con este sistema, que debería haber entrado en funcionamiento el pasado año, pero que no lo hizo, como consecuencia de un recurso interpuesto por una empresa del sector del estacionamiento. CCOO Cádiz fue quien llevó la voz cantante en este asunto. Convocó diversas movilizaciones, al entender que “se impone una nueva tasa a las plantillas de trabajadores procedentes de otras localidades de la provincia”. Según sus cálculos, unas 1.200 personas. Al otro lado, el Ayuntamiento, cuyo responsable, José Vera, defendía un bono descuento para ellos de 120 euros toda la temporada, un euro al día, y añadía que “no nos consta que a los trabajadores de Chiclana que se desplazan a otros municipios, ese Ayuntamiento le haga ningún descuento”.

Hoy, un mes después de que la zona naranja se pusiera en marcha, hay una escena que se repite diariamente en el entorno de la Iglesia de Nuestra Señora de Europa, límite de Novo Sancti Petri: empleados de los establecimientos hoteleros con residencia en otras localidades dejan sus vehículos aparcados y de su maletero extraen un monopatín, que les servirá para trasladarse hasta su centro de trabajo. Una solución que evita el pago de este gravamen.

Por otro lado, una cadena hotelera ha optado por hacerse cargo de un 65% del coste del bono, además del plus de transporte que figura en las nóminas. Otros establecimientos se han decantado por diferentes alternativas, como el RIU que emplea un espacio de su gran parking para su plantilla.

Zona Naranja, en una calle de Novo Sancti Petri.
Zona Naranja, en una calle de Novo Sancti Petri. / Miguel Gómez

Asimismo, el Ayuntamiento anunció este lunes que había habilitado en Novo Sancti Petri dos bolsas gratuitas de aparcamientos para todo tipo de vehículos, ya estén matriculados en la ciudad o no. Una de ellas se sitúa en la parcela municipal que alberga el edificio de Tecnotur y otra se ubica en la destinada a equipamientos, junto al centro deportivo Heit Novo Sancti Petri.

En el otro extremo de esta controversia se encuentran los clientes de estos establecimientos, que a la vista de los datos de ocupación: 88,65 por ciento a lo largo del pasado mes de junio, un 5% más que el mismo mes del pasado año, no se han visto intimidados por esta decisión municipal.

La cordobesa Mercedes es una de estas personas. Ha pasado diez días con su hija entre el Apartahotel Las Dunas y en Hipotels Playa La Barrosa y relata que, “cuando nos enteramos, no lo dudamos, contratamos el parking en los dos hoteles”. Opina que “para nada la zona naranja va a ser un obstáculo para que turistas como yo vengamos a disfrutar de estas maravillosas playas”, y apunta: “Es más, a nosotras nos ha servido para ir paseando a cenar a los restaurantes de la Segunda Pista, en lugar de coger el coche”.

Vecinos

Justamente, Victoria es una chiclanera que vive todo el año en esta popular área de ocio de La Barrosa, abarrotada de bares, restaurantes, heladerías y comercios de todo tipo. Por motivos de trabajo, está continuamente usando su vehículo. “Estoy muy satisfecha con esta iniciativa. En relación con otros años, que invertía entre 15 y 20 minutos en encontrar aparcamiento en hora punta, ahora tardo mucho menos”. Agrega que “he notado que por la noche es más complejo, debido a que el estacionamiento regulado acaba a las 21.00 horas”.

Menos optimista es Carlos, residente en la ciudad que va en coche a la playa. “Estoy de acuerdo, pero me temo que algún día el cobro se extienda a los chiclaneros”.

Por su parte, Paqui, en similar situación que este, dice no entender a los pocos vecinos que se muestran críticos con la zona naranja. “Siempre estamos diciendo que el Ayuntamiento solo mira para la costa. Pues ahora ha puesto en marcha una medida buena, que nos beneficia, que beneficia a la gente del pueblo”. Además, añade; “Tengo la certeza de que muchos hoteles han actuado para facilitar el aparcamiento a sus trabajadores”.

Hostelería

De similar opinión es Diego, hostelero en la Segunda Pista, quien se define como defensor de esta regulación, “fundamentalmente, porque soy un gran partidario de la peatonalización” y asegura que “no he notado que haya perjudicado a mi negocio. Es verdad que este año parece que hay menos gente, pero en ningún caso se debe a la entrada en vigor de esta”.

Al contrario que Diego, otra hostelera, Rocío, señala que visitantes de municipios cercanos que venían a pasar el día están dejando de hacerlo para evitar el coste añadido que supone el aparcamiento. “Me consta que hosteleros de la Primera Pista están muy enfadados, porque estos solían pararse en sus establecimientos de camino a la playa y ya no lo hacen, al haber optado por otros destinos”.

Y es que “hay gran diversidad de opiniones al respecto en el sector”. Lo dice el presidente de la Asociación de Hostelería de Chiclana, Vittorio Canu, quien declara que sí hay consenso sobre que el espacio dedicado a zona naranja resulta demasiado extenso. Para revelar que ha sido perjudicial “para los restaurantes que ofrecen take away, debido a que el cliente debe desembolsar dos euros mínimo para recoger su pedido”. No obstante, entiende que “hay que esperar para realizar una valoración”, a la vez que considera que es muy necesario “informar a los visitantes que esta medida solo se aplicará en temporada alta”.

Muchos trabajadores de otros municipios aparcan en la Iglesia del Novo.
Muchos trabajadores de otros municipios aparcan en la Iglesia del Novo. / Miguel Gómez

Los residentes temporales son otros de los colectivos afectados por esta ordenanza. Han de pagar treinta euros por toda la temporada. Txema es propietario de una vivienda en Novo Sancti Petri y se queja de que ha tenido problemas para conseguir el bono. “Desde que lo solicité a mediados de junio, la empresa concesionaria aún no me ha respondido”, y se hace eco del malestar de otros residentes que, al tener sus viviendas en urbanizaciones donde no hay zona naranja, se le ha denegado el bono.

Ayuntamiento

Por su parte, el Ayuntamiento, de Chiclana considera que este sistema “está siendo positivo para chiclaneros y chiclaneras, porque se está estableciendo un sistema de rotación de vehículos, que está permitiendo a estos aparcar”, asegura la primera teniente de alcalde, Ana González, quien admite que al principio “hubo cierta confusión, porque se creía que sería una especie de zona azul, pero ya está todo aclarado”.

Por otro lado, reconoce ser conocedora de que “aquellos que vienen de fuera no están tan contentos, pero lo lógico es que todos los que usamos la playa colaboremos en su mantenimiento, no solo los chiclaneros”, una idea que coincide con uno de los dos objetivos de esta medida. Parte de lo recaudado irá destinado a mantener La Barrosa, unos trabajos que rondan los cinco millones de euros y que incluyen, entre otros muchos, los servicios de socorrismo, primeros auxilios, servicio médico, baño adaptado, limpieza de la arena, limpieza de los módulos y vigilancia policial.

Además, recordó que otra parte de los ingresos se dedicará a sufragar planes para que los hoteles abran sus puertas en la temporada de invierno, manteniendo así el empleo durante más tiempo.

A este respecto, Ana González anunció que “estamos ultimando un pliego en este sentido y la subvención contemplada irá con cargo a la recaudación que se genere con la zona naranja. Así, alargaremos la temporada y esto repercutirá positivamente en el empleo”.

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