Laurel y rosas

María la Mónica, "afromenco" desde Chiclana

Ya está María la Mónica “Carretera y mantra”, con su primer disco en solitario a cuesta. “Las alas con las que vuelo hacia mi sueño que no es otro que compartir lo que siento, lo que me rodea y continuar con fuerza e ilusión paseando por el maravilloso mundo de la música”, explica la artista chiclanera. Un disco incomparable, sea dicho. Porque María suena distinta a todo, a sal y marea, a chicharrones y a pinar, es flamenca y es a la vez son africano, jazz, rap. Es innegablemente estirpe de los Mónicos, es cotidiana y habla desde el corazón, muchas veces también desde la ironía, otras se hace escuchar con compás de rebeldía y transcendencia. “A mi me cuesta trabajo escribir cosas que no me ocurran, que no sienta. Lo que intento es reflejar mis sueños, mis inquietudes, hechos que me han pasado y quiero compartir –afirma–. Por ejemplo, este «Piopá», que es último single y videoclip, en donde cuento la fortuna que tengo por vivir en un sitio como el que vivo, rodeada de naturaleza que te hace estar conectada y te recuerda qué es lo que verdaderamente importa”.

Y ahí, en ese “Piopá” se escucha, por ejemplo: “Tengo una casita en medio de un pinar/ y el silencio me abraza por la madrugá,/ cuando sale el sol ella está iluminá/ cantan pajarillos pio piopá”. Esa casa está en Chiclana. Desde aquí, afortunadamente, María proyecta una música que sin parecerse a nada, es a la vez inconfundible. Porque como canta La FRAC en el tema “Con sonante”, sí, “Chiclana es moniqueante”. Y en el disco se escucha además una tradición y una saga que arranca con Juana la Mónica y su carnicería. “No soy rapera pero me echo pa’lante/ aunque haya algún purista deseando echarnos’r guante./ Yo soy flamenca de una escuela integrante/ de juerga, de patio, alegría rebosante./ Usamos fino y moscatel como desengransante/ mezclamos otras culturas como aceite unificante./ Carretera y mantra pa los trashumantes/ desde la Bahía ofrecemos otra variante”, sigue cantando en ese rap que es otra manera de ver –y escuchar– Chiclana.

“La Mónica era nuestra bisabuela, y desde su generación a la nuestra hay una saga de artistas, de cantaores, algunos que nos dedicamos profesionalmente y otros que el arte lo echan en las fiestas familiares”, narra María. Y el referente más inmediato es su prima, Pilar la Mónica, voz y alma de ese grupo incomparable que siempre será Ea! “Pilar para mí ha sido una maestra. Cuando yo comencé a cantar de manera más profesional, estuve unos pocos de años siendo corista en los conciertos de Ea! –manifiesta–. Pilar ha sido un referente en cómo comunicarse en un escenario con el público, en ser humilde y trasparente siempre, he bebido mucho de su fuente. Ea! fue uno de los primeros grupos flamencos mestizos y se atrevió a arriesgar y mezclar la actitud flamenca con otros estilos”.

El eco de Las Mónicas, el grupo en el que María formó parte, también llega. “Era una de las compositoras, y creo que es ahí donde está la semejanza –narra–. Mi manera de escribir es muy coloquial, no tengo una intención poética. Yo digo que uso un lenguaje de andar por casa. Escribo como lo siento y como lo contaría su estuviera hablando con una amiga”. Musicalmente está mucho más allá. “Lo renovado, lo nuevo, es toda la producción musical, que es obra de David León, que es un baterista y percusionista de Ceuta –sigue contando María–. Él ha sido el que ha vestido mis letras. He aportado muchas melodías e ideas, pero él ha sido quien ha decidido qué sonidos para cada tema”. Y entre ellos aparecen, entre otros, Pedro Cortejosa, Javier Galiana, Nono García y Juan José Alba. O el inmenso Antonio Lizana, también en su día integrante de Ea!, con el que María –habitual en los conciertos del saxofonista isleño– canta sus “Bulerías del sabé”.

Pero, sí, tan particular es este disco en la letra y en la música, tan distinta es María la Mónica a todo lo que suena, que había que buscarle un nombre. “Como había que etiquetarlo de alguna manera, lo he denominado como un disco de «afromenco» –confiesa María–. Porque vengo y me he criado en el flamenco alegre, como yo digo, más que en lo jondo, y lo he mezclado con sonidos y ritmos que vienen de África, tanto como aires marroquíes, ritmos afros, tintes de jazz, rhythm & blues, música de la tierra. Todo esto metido en un paquete es el «afromenco» como estilo”. Un estilo que María depura con toda su historia acuesta, sus raíces, sus letras apegadas a la vida y un corazón abierto a la Bahía.

“Carretera y mantra” es un tema –el sexto– y es un disco autoeditado que tienen que escuchar y comprar. “La carretera representa cuando una se predispone a salir, a estar hacia afuera, a entregarse a los demás. El mantra es todo lo contrario, cuando una está en casa tranquila, se recoge y mira hacia dentro. Entonces, lo que hago es expresar esa dualidad. Y la canción, en sí misma, lo que refleja es un día a día cuando te dedicas a la música, y eres además la que lo lleva todo para adelante”. Al final de mes, María estará en acústico en La Isla Flamenca, en noviembre lo presentará en el Teatro Moderno. Escucharlo es como hacerse “un transplante de chicharrones”, que entona La FRAC. Música y ritmo del mundo, “Afromenco” desde Chiclana.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios