Laurel y rosas

La riada de Paco Alba y la censura

Hace cinco años, al hilo de los actos del 50º aniversario de la riada de 19 de octubre de 1965, recogí en estas mismas páginas el testimonio de Rafael Izquierdo, quien por su cercanía al Carnaval de Cádiz –aquellas cintas de Izquierdo Producciones que ya son historia– había llevado cuenta de cómo en las letras del concurso de agrupaciones de 1966 en el Gran Teatro Falla había estado presente “la inundación de Chiclana”.

Entre aquellos “siete pasodobles sobre la riada” que conservaba Rafael Izquierdo, estaba, por supuesto, el más reconocido: aquel que escribió Federico Rodríguez “el Cote”, y que interpretó sobre las tablas del Falla la comparsa de El Puerto, primer premio provincial ese año con “Los gondoleros de Venecia”. Aún se canta: “Con el corazón transido/ leímos aquella mañana/ la inundación que ha tenido/ ese pueblo de Chiclana…”. Sin embargo, Rafael Izquierdo dejaba una duda abierta. Manifestó entonces cierta perplejidad hacia el hecho de que el gran Paco Alba no hubiera dedicado una letra a la “riá” con “Los beduinos”, la histórica comparsa que en 1966 ganó con su música, letra y dirección el primer premio local en aquellas, todavía, “Fiestas Típicas Gaditanas”.

Tanto le sorprendía a Rafael Izquierdo que incluía, entre los siete, un pasodoble ciertamente filosófico de “Los beduinos” que de tan metafórico el propio productor consideraba que podría interpretarse que hablaba de la inundación: “Comentaba un poeta la pena/ que observó en el rostro de un chiquillo/ al mirar derrumbado en la arena/ junto al mar su bonito castillo”, que así comenzaba. Sin embargo, el tiempo –o más bien, el archivo incomparable de Miguel Villanueva Iradi– le ha acabado por dar la razón a Rafael Izquierdo. Quizás sí, quizás aquella letra del poeta pudiera referirse a la riada de Chiclana con su “no construyas en la arena/ que las olas traicioneras/ lo dejan todo barrido”, pero lo que indudablemente ya se puede afirmar es que Paco Alba sí escribió un pasodoble recordando aquel 19 de octubre de 1965 y que este nunca se llegó a cantar en el Falla. Miguel Villanueva lo tiene entre el repertorio de “Los beduinos” que Paco Alba preparó escrito a máquina para enviarlo a la censura. Sin embargo, no apareció en el libreto impreso ni se cantó en el Falla en 1966. Por lo que se puede deducir –tampoco hay prueba de ello– es que no pasó la censura.

El pasodoble, que comienza con un evidente “En Chiclana las inundaciones…”, lo ha rescatado haciéndose eco de aquellos “Siete pasodobles sobre la riada” y la perplejidad de Rafael Izquierdo la web “País Gaditano”, que da a conocer el manuscrito y afirma: “No sabemos el motivo exacto de que esta letra no apareciese en el libreto que salió de la imprenta y por qué no se cantó en el COAC de 1966. Lo que sí queda demostrado es que el genial Paco Alba denunció con un tratamiento valiente para la época lo sucedido en nuestra Chiclana de la Frontera”. Además, el pasodoble lo ha grabado Antonio González en la sede de la Asociación de Autores del Carnaval (AACC) –y el audio queda por valioso testimonio– con las voces del gran Paco Rosado y de José Ramón de Castro “Ramoni”, vecino de Chiclana, eminente comparsista y uno de los fundadores de la peña Tatachín de la Frontera.

La letra, sin duda, merece recogerse íntegro. “En Chiclana las inundaciones/ se suceden de forma alarmante/ y es motivo de preocupaciones/ pues el daño es bastante importante/ como no se pongan precauciones/ vivirán en un peligro constante”, comienza exponiendo una realidad indudable, por ejemplo baste recordar la riada de fin de año de 1962 o otras tantas con anterioridad. “Al igual que en otras poblaciones/ este caso debe remediarse”, sigue. Entra entonces en el nudo, refiriéndose en concreto a la noche del 19 de octubre de 1965: “Si en desgracias personales/ no ha habido que lamentarse/ es porque viven alertas/ debido ya a la experiencia/ que tienen de estos percances”. El desenlace quizás explique la tacha de la censura: “Pero no porque este pueblo/ viva siempre prevenido/ no hay razón ni hay un derecho/ tener un río al acecho/ del más mínimo descuido/ hay que hacer un buen proyecto/ para estar más satisfechos/ o al menos dormir tranquilos”.

La censura debió pensar que ni por asomo –ni mucho menos desde una comparsa– se le podía exigir en público al Estado políticas hidráulicas ni inversiones públicas. Al fin y al cabo, lo que Paco Alba pedía –un proyecto de encauzamiento, como mínimo, para el río Iro– se acabó por hacer. Pero de algún modo, y ya 55 años después, lo cierto es que el río sigue siendo el gran olvidado por las administraciones y también por la ciudadanía. Sí, ahora hay un estudio de inundabilidad en marcha, por ejemplo. Pero el río –su entorno, sus riberas, su alameda, su curso– y toda su enorme historia como origen y eje de la historia de Chiclana necesita convertirse en protagonista de la acción pública y la iniciativa privada. Infraestructuras, pero también comercio, cultura, turismo. Un río Iro del siglo XXI.

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