El juego de niños acaba en hermandad

Una larga historia de trabajo, superación y, sobre todo, sentir cofrade, está a punto de escribir una de sus páginas más importantes. Es el final de una carrera llena de pasitos cortos pero firmes, aunque también es el principio de algo grande, muy grande. Lo más grande para aquellos miembros de la Hermandad del Cristo del Perdón de Chiclana, que este sábado, en la eucaristía de las 20:30 horas en la Iglesia Mayor, verá como la Junta de Gobierno jurará sus cargos para constituirse como hermandad de pleno derecho y poder así procesionar el próximo Lunes Santo por las calles de la ciudad.

“Creo que todavía no somos conscientes, esto es un sueño para nosotros”, explica Manuel Soto, responsable de la hermandad, ligeramente emocionado. En su voz transmite el sentimiento de un colectivo que comenzó con unos críos “jugando” a pasear en parihuela a un pequeño crucificado por la barriada del Mayorazgo y que hoy está a las puertas de consagrarse como cofradía. Soto explica que “hemos trabajado mucho, muchísimo, desde la humildad para llegar hasta aquí”, al tiempo que recuerda a la gran cantidad de hermanos que no pueden disfrutar de este momento: “Sigue habiendo muchos que vieron nacer a este colectivo, pero otros tuvieron que abandonar por diversos motivos”. Entre ellos destaca a la familia Gutiérrez, que veía como su casa era el templo improvisado desde donde salían los niños aquellos sábados de Pasión de hace dos décadas, a Lucrecio García, “que se vio obligado a dejarlo después de ser padre” y al párroco de San Juan Bautista y arcipreste de la ciudad, el padre José Manuel Daza, responsable de la agrupación hasta el nombramiento de Soto, que actualmente es su máximo responsable.

“Es muy emocionante que yo vaya a ser el Hermano Mayor en un momento tan importante porque sé toda la gente que ha trabajado para conseguirlo”, comenta Manuel Soto con los pies en el suelo. “Necesitamos mucha colaboración porque la responsabilidad ahora es mayor y no tenemos nada en comparación con otras hermandades”, indica. En este sentido agradece que “el Obispado nos abra las puertas y preste ayudas que necesitamos”, si bien recuerda que la exigencia de este mismo organismo frenó en su momento el avance del Perdón. “Evidentemente el Obispado nos exigía que fuéramos una formación madura y comprometida y teníamos claro que el decreto había que cumplirlo”, recuerda. No obstante, “había hermanos que no veían la hora de procesionar y cada pequeño contratiempo era un mazazo a su ilusión lo que nos ha hecho tener momentos críticos en los que todo se nos venía abajo”.

Por suerte, el Perdón podrá cumplir su objetivo en la Semana Santa de 2020. Será el Lunes Santo. “Queríamos salir más avanzada la semana, pero no ha habido acuerdo y ya estamos en contacto con Humildad y Paciencia para hacer un lunes grande en la localidad”, explica Soto, al tiempo que incide en que la cosa no quedará ahí, ya que “nuestro futuro pasa por la consolidación como cofradía. Contamos con nuestro Cristo, pero no podemos olvidarnos de la Virgen de la Misericordia. Estamos buscando ingresos y ya tenemos diferentes eventos para recaudar fondos”. Una vez que finalice ese periodo “ya empezará la Cuaresma para nosotros ya que hay que ponerse las pilas ya que son muchos actos además de la salida en Semana Santa”.

Una salida que, en sí misma, le servirá a Manuel Soto para marcharse satisfecho a casa. “A Chiclana le faltaba que su Cristo de las greñas repartiera perdón por las calles y parece que por fin se va a conseguir. Ya no necesito nada más”, concluye mirando al pasado, a esos niños jugando a ser grandes y que, 20 años después, lo han logrado a base de trabajo.