Chiclana, una ciudad que tiende puentes: nueve viaductos cruzarán el río Iro por la ciudad en 2026
Con el trazado de la nueva pasarela, que recordará al embarcadero del asentamiento fenicio del Cerro del Castillo, serán nueve las infraestructuras que cruzarán el río Iro en el año 2026
Comienzan en Chiclana las obras de la pasarela peatonal entre El Castillo y El Arenal

Chiclana/Los puentes sobre el Iro han jugado un papel crucial en la evolución urbana de Chiclana. Son más que estructuras de paso: representan la voluntad de superar la división física, económica y social. De ahí su importancia. Desde antiguos pasos de madera hasta modernas infraestructuras, los puentes de Chiclana han ido transformado esta ciudad, hasta convertirse en verdaderos espacios de integración urbana.
Sus referencias son numerosas en ‘El Iro, más que un río’, una obra colectiva del Grupo Iro XXI, que aborda este desde una perspectiva histórica, social y natural, celebrando cómo ese curso fluvial, denostado por la suciedad y las riadas del siglo pasado, hoy se encuentra vivo, poblado de garzas y cigüeñas.
Es un relato fantástico de siglos de amor y desamor, incluso rechazo, entre el municipio y su río, con numerosas reminiscencias históricas, como la que dice ‘cuando los franceses abandonaron Chiclana, completamente arrasada no dejaron ni un puente, ni de madera, ni de cantería, ni chico ni grande’.
La ciudad lleva tendiendo puentes sobre el Iro desde al menos el siglo XVII. De tal manera que el último de ellos llegará a principios del año 2026. Será la nueva pasarela, cuya construcción acaba de comenzar y que cruzará este, que también es ría, al llenarse con la marea.
Nueva pasarela
El alcalde, José María Román, quiere que el Iro deje de ser una frontera y esta iniciativa es un paso más “para seguir cosiendo la ciudad”, como afirma. Efectivamente, su objetivo es estrechar vínculos y aumentar la conectividad entre las dos partes del casco urbano:La Banda y El Lugar.
Tendrá una longitud de 43 metros, una anchura de tres, estará a casi ocho metros sobre el nivel del mar y plantea volver la vista a 3.000 años atrás. De acero pintado de blanco, para peatones y ciclistas, formará parte del paisaje de forma respetuosa, sin artificios, porque llega para recordar, por su ubicación, al embarcadero del asentamiento fenicio del Cerro del Castillo, el origen de Chiclana.

Esta obra seguirá trenzando la localidad para que ambos lados del río estén más cerca y su relación sea más estrecha. “Estamos envolviendo y dándole cariño a esta zona para hacerla más amable con una actuación muy atractiva, que dará una mayor conexión a la ciudad y a sus dos orillas”, comenta el alcalde.
Servirá para unir La Banda con la cota más alta del casco histórico sin necesidad de grandes rodeos para ir sorteando el río y el centro urbano.
Además, la urbanización de esta zona es también una manera de saldar una deuda con su historia. La pasarela está enfrente y a la altura de la cantera que durante años funcionó junto a la antigua carretera Nacional-340, un barranco en el que, tal cual estaba, era imposible imaginar que allí desembarcaron los primeros pobladores.
En la actualidad, en la hondonada, ya se levanta una torre en homenaje a la de Guzmán El Bueno, que también estuvo en este mismo lugar hasta que las tropas de Napoléon la arrasaron. Asimismo, se ha consolidado el talud que la rodea. En proyecto está habilitarlo para albergar conciertos y espectáculos. Ofrecer cultura donde empezó la historia de la ciudad, pero eso será a medio plazo, con la venia de los fondos de la Unión Europea.
“Dentro de las actuaciones que estamos llevando para mejorar la permeabilidad en la ciudad se encuentra esta pasarela peatonal a la altura del colegio público Isabel La Católica, facilitando la llegada y salida de estudiantes y permitiendo que esta parte no permaneciera un tanto aislada”, declara al respecto José María Román.
Por tanto, sumado al de la autovía de la Costa de la Luz, en 2026 serán nueve los puentes que crucen el río, seis se encuentran más vinculados a la trama urbana, el séptimo corresponde a este en construcción y los dos últimos, el de la Concordia y sobre todo el de la autovía de la Costa de la Luz, más destinado al tránsito de vehículos.
El Puente Azul
El Puente del VII Centenario está en funcionamiento desde el año 2000 y su nombre es un homenaje a la fundación en Chiclana en 1303, cuando el rey Fernando IV de Castilla donó las tierras que confirmaban la ciudad a Alonso Pérez de Guzmán.
En 2006, con el descubrimiento del yacimiento arqueológico del Cerro del Castillo, se supo que Chiclana no tenía 700 años, sino en torno a 3.000.
El también conocido como Puente Azul tiene una luz de 57 metros de longitud y es, junto a las dos rotondas que prolonga la vía, uno de los grandes distribuidores del tráfico de esta localidad.
El puente de madera
La pasarela de la Correntín, más conocida como el puente de madera, parte de la calle Iro, al final de la Alameda y desemboca en el campo de fútbol y la estación de autobuses. Siguiendo el curso del río, mar arriba, está el Puente Chico actual, aunque de madera hubo otros.
El Puente Chico

En 1810, cuando el ejército napoleónico entró en Chiclana, ya hay constancia de un pontón de madera que cruzaba el río. Como relata el Grupo Iro XXI, tuvo que ser reconstruido en diversas ocasiones. Inaugurado en 1928, derribado nuevamente por la riada del 65 y vuelta a tenerse sobre este en 1967 como pasarela de La Victoria. La gente siguió llamándolo ‘el Puente Chico’ y así hasta hoy.
Gran Plaza
La prolongación que va desde la Plaza de Andalucía hasta la Alameda es conocida como la Gran Plaza. Google Maps la cataloga como pasarela del Pájaro, en alusión a la popular cafetería.
El Puente Grande
Dedicado a Nuestra Señora de los Remedios, abrió al tráfico en 1969 y se amplió en 2003 para facilitar la circulación de vehículos a través de cuatro carriles. En la actualidad, también lo atraviesa el tranvía de la Bahía de Cádiz.
Cabe recordar que, a finales del siglo XIX, se construyó en Chiclana el puente de Isabel II, conocido como el grande, tanto que hay quien en la época reprocha que es ‘mucho puente para tan poco río’ como recoge el libro mencionado anteriormente.
Tan robusto no sería, porque quedó muy dañado por las sucesivas riadas y fue demolido cuando entró en servicio el nuevo, que serviría de plataforma a la carretera Nacional 340.
La pasarela del Arenal
Siguiendo el curso del río, se encuentra un pequeño paso que une La Banda y la barriada del Arenal, para facilitar el trasiego de los transeúntes entre ambos lados del río y acortar distancias para ir al centro histórico.
Puente de la Concordia
En 2008, se inauguró este viaducto de más de 700 metros de largo que desahoga el tráfico del centro y facilita los accesos hacia la autovía A-48 y hacia la carretera de Medina. En aquella fecha, María Alejandra Gallardo Pedrero, entonces una niña del colegio Tierno Galván, ganó el concurso para nombrarlo con su propuesta: ‘Puente de la Concordia’.

El puente que se le espera
Pasada esta última infraestructura, el río hace un meandro en torno al estadio municipal de atletismo Huerta Mata y hasta casi encontrarse con el campo municipal de fútbol Fernando Quiñones.
Su trazado va paralelo a la carretera de Medina y enmarca una parcela en la que irá ubicado en el futuro un parque fluvial. Estará acotado, a la salida de la ciudad, por la avenida del Velódromo y la carretera de El Palmar.
Justo en este extremo, la carretera de Los Barrancos se convierte en un vado por donde circulan los vehículos cuando el agua escasea, allí donde debería haber un puente. Es el décimo. No está, pero se le espera.
El arreglo de este espacio es un compromiso que la Junta de Andalucía adquirió con los empresarios chiclaneros en el año 2009 para absorber el tráfico que antes circulaba por la antigua N-340 y que, con el paso del tranvía, iba a tener su tránsito mucho más complicado.
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