Antonio Orozco para el tiempo en CMF

El artista presenta su último trabajo, “el mejor disco de su vida” esta noche en chiclana en uno de los conciertos más esperados

Antonio Orozco revoluciona Concert Music Festival en Chiclana

Antonio Orozco en una de sus actuaciones en ediciones pasadas de Concert Music Festival.
Antonio Orozco en una de sus actuaciones en ediciones pasadas de Concert Music Festival. / Germán Mesa

El tiempo no es oro. El tiempo es otra cosa. Algo mucho más valioso que el vil metal. Algo mucho más difícil de recuperar. “Ya quisiera el oro ser tiempo”, asegura Antonio Orozco, quien esta noche estará sobre el escenario de Concert Music Festival presentando su último disco, un trabajo donde el catalán, después de varias décadas de trayectoria, se centra en dar valor y reconocer el precio de lo verdaderamente importante y fundamental. Porque hay veces que el dinero no es suficiente; porque hay veces que los minutos y los días no siempre alcanzan.

Con El tiempo no es oro, Orozco no solo desafía a uno de los refranes más reconocidos y dichos, si no que también planta cara a los ritmos de vida frenéticos, a las prisas y a las bullas que últimamente marcan el ritmo de muchas vidas. “Casi todo es negociable, innegable, re orientable, e incluso evitable, casi todo menos una cosa, el tiempo. En la consideración de lo absolutamente necesario, no se puede jamás pasar por alto el uso del tiempo, que es lo único que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre la vida y la muerte, y en el resto de posibles que puedan existir en la vida”, reflexionaba el artista en una nota de prensa durante el lanzamiento de este último disco. “Si pudiese pedir un deseo, pediría más tiempo: para aprender, para compartir, para vivir, para parar… y sobre todo, para seguir”.

Y justo de eso va este disco, y el concierto de hoy, donde Antonio Orozco realizará un repaso por las nuevas canciones, -sin olvidar por supuesto sus grandes éxitos-, aunque no hay que olvidar que Antonio ya no es el mismo. Ahora con 52 años, descubre que lo verdaderamente importante no se mide por los relojes, si no por lo que se vive (y también por lo que nunca llegará a ser): ese abrazo que nunca llegó, esa canción que nunca se compuso o quizás ese te quiero que nunca llegó a rozar unos labios.

El concierto de esta noche no será solo una cita con la música: será una llamada a lo urgente, a detenernos, a valorar lo que aún queda y a los que aún están. Porque quizás al final todo esto sólo se trate de eso, de aprender a contar los días no por lo que duran, sino por lo que significan. La noche de hoy esta predestinada a marcar un antes y un después. Y eso lo sabe hacer muy bien Antonio Orozco.

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