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Las playas de Cádiz con más corrientes de la provincia

Oleaje en La Barrosa

Oleaje en La Barrosa / Elías Pimentel

No existe mayor placer en un verano caluroso en la costa de Cádiz que bañarse en la playa. Ahora bien, a veces los bañistas nos confiamos e ignoramos las señales que indican las condiciones del baño. Cuando vamos a pasar un día de playa es importante fijarnos en las banderas rojas, amarillas y verdes que ondean en el litoral. Recordamos que la verde habilita el baño, la amarilla invita a estar en alerta y la roja indica la prohibición expresa del baño. 

En la costa de Cádiz pocas playas se salvan de sus corrientes, por eso hay que fijarse bien en las banderas que indican el estado del mar. La situación geográfica de la provincia de Cádiz le otorgan un plus de peligrosidad ya que, sobre todo en la zona del Estrecho de Gibraltar, la confluencia de las aguas del Mediterráneo con las del océano Atlántico le otorgan una fuerza al mar que el bañista debe tener en cuenta. 

En este sentido, las zonas más próximas al Estrecho de Gibraltar, como Tarifa, son más propensas a corrientes de agua más convulsas. Aunque también hay que tener precaución en playas como El Palmar, Los Caños de Meca (sobre todo la zona más próxima al Faro de Trafalgar), Roche, la zona de la Loma del Puerco y La Barrosa en Chiclana, el caño de Sancti Petri, Camposoto y algunas playas de la capital gaditana como Santa María del Mar. Aunque estos enclaves sean auténticas joyas hay que tener precaución ya que tienen lugar las corrientes de retorno o “corrientes de resaca”. 

Las resacas, a diferencia de otras corrientes, son canales estrechos y potentes de agua que se producen de manera perpendicular a la costa y que puede arrastrar mar adentro hasta al más experto nadador. Estos canales se producen por el choque continuo de las olas con la orilla que poco a poco van excavando la arena. 

¿Qué hacer y cómo actuar si te encuentras en una corriente de resaca?

  • Mantener la calma y mantenerse a flote. Dejarse llevar por los nervios o el pánico solo hará que hagamos movimientos más bruscos consumiendo nuestra resistencia. 
  • Jamás debemos nadar en contra de la corriente. Son flujos de agua muy fuertes que devuelven las olas al mar. Nadar en contra de una fuerza de agua que va a 8 km/h sería gastar fuerzas en vano. 
  • Escapar de la corriente nadando en paralelo a la playa y después hacia la orilla. En caso de que no podamos escapar de ella, es mejor intentar flotar, recuperar el aliento y pedir ayuda con las manos. 

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