Algar vive el día de los muertos de una forma más especial y es que este pequeño municipio de 1.442 habitantes encuentra sus raíces en la cultura mexicana. Aunque no es el más popular en la lista de los pueblos blancos de Cádiz, Algar esconde historias y leyendas que hacen de él un destino único e inigualable.

Su privilegiado enclave natural brinda la posibilidad de descubrir distintas posibilidades de ocio como, por ejemplo, la caza menor y mayor. Al igual que atrae a los visitantes a explorar la naturaleza propia del parque natural en el que se sitúa entre la Sierra de Grazalema y Los Alcornocales. Desde practicar senderismo en el Tajo del Águila hasta la pesca en el río Majaceite o disfrutar del Embalse de Guadalcacín y en el que se puede practicar distintas actividades acuáticas como el piragüismo o vela, entre otras.  

En Algar se puede disfrutar también de actividades acuáticas

La Iglesia de Santa María de Guadalupe es un templo del siglo XVIII y es uno de los monumentos más importantes de Algar. Su construcción está relacionada con el fundador de la villa gaditana, el comerciante Domingo López de Carvajal, quien emigra a Nueva España (México) desde Galicia. Es allí donde se queda cautivado por el culto a la virgen de Guadalupe del Tepeyac y, según cuenta la leyenda, cuando regresó a España se salvó de una tormenta en altamar por encomendarse a la Virgen de Guadalupe. Tras prometer que construiría una iglesia en tierras españolas si se salvaba, construyó la Iglesia de Santa María de Guadalupe y bautizó al pueblo con ese mismo nombre antes de llamarse Algar en 1842. La edificación combina elementos neoclásicos y barrocos y se encuentra en la plaza principal del municipio gaditano.