Sin tiempo para el lamento
El Cádiz tiene de plazo hasta el día 30 para saldar cinco denuncias de futbolistas y evitar así un descenso administrativo · El aval de 200.000 euros al que tiene que hacer frente el 5 de julio, también en el horizonte
Subir o no subir, tremenda la cuestión. El ascenso frustrado del Cádiz ha provocado un reguero de lamentos en todas las esquinas de la ciudad. En lo deportivo, duele pensar que no es lo mismo acudir la próxima temporada a jugar a campos como El Madrigal o El Molinón que visitar un fin de semana cualquiera el Iberoamericano de Bahía Sur o El Palmar de Sanlúcar. Con o sin respeto, no es lo mismo. Y en lo institucional, peor todavía pintan las cosas para el ahora desteñido color amarillo. La continuidad de Quique Pina está en el aire y la pelota, pinchada desde el pasado domingo, ha ido a parar al tejado de Antonio Muñoz Vera, máximo accionista del club amarillo.
Siendo analistas, ya con la mente fría, no hay tiempo alguno para el lamento. Al menos para quien debe mover los hilos del presente y el futuro del Cádiz. Y es que el club, según ha podido saber este periódico, tendrá que saldar antes de este domingo las denuncias de cinco futbolistas que fueron presentadas en mayo ante la AFE para evitar un descenso administrativo.
Además, el horizonte más cercano obliga a cumplimentar entre el 1 y el 5 de julio otro requisito económico sin el que no se podrá competir el curso liguero que viene en el grupo IV de Segunda División B. Se trata del famoso aval que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) exige a los clubes de la categoría de bronce que hayan contraído algún tipo de deuda con su plantilla en los tres últimos años. Y en ese perfil, encaja de puzzle el Cádiz.
La verdad es que no es nada nuevo el hecho de que los equipos de Segunda División B hayan venido adquiriendo serias deudas con los jugadores a lo largo de las últimas campañas. Y de un total de 27 clubes que deben presentar dicho aval antes del 5 de julio, al menos una decena de ellos son del grupo IV.
Los problemas económicos hacen peligrar los cimientos del fútbol modesto, cada vez más endeudado. La burbuja ha explotado también en el escaparate del fútbol y los clubes más humildes ya no pueden pagar sueldos astronómicos. Era una cuestión de tiempo que se tomara algún tipo de medida drástica para frenar la sangría económica y la RFEF decidió mover ficha sin contemplaciones.
El organismo federativo dio en su día el listado de los equipos que tienen que avalar sus presupuestos antes del día 5 de julio si no quieren perder la categoría. Y el Cádiz, junto a equipos como Alavés, Cacereño, Ceuta, Denia, Gandía, Jaén, Lucena, Melilla, Orihuela, Palencia, Puertollano, Roquetas, Sant Andreu, Rayo Vallecano B y Vecindario, deberá presentar un aval de 200.000 euros para no bajar a Tercera División.
Así pues, tras consumarse el adiós al ascenso, la hoja de ruta del club cadista es muy clara. Lo primero es saldar la deuda que se mantiene con los jugadores, que asciende a unos 65.000 euros del mes de mayo y otros 115.000 que habrá que pagar de junio del total de nóminas, con personal incluido. Y lo segundo obliga a presentar el dichoso aval de 200.000 euros en el plazo estimado.
Luis Sánchez Grimaldi, vicepresidente del Cádiz, recordaba ayer que "el club necesita una cantidad cercana al millón de euros para cerrar la temporada". "Hay compromisos que estamos obligados a cumplir antes del 30 de junio, pero otros no corren tanta prisa", adelantaba. "La verdad es que si nos pagan todo lo que nos deben no tendremos problemas para pagar lo que debemos nosotros", explicaba mandando un mensaje de tranquilidad al trémulo cadismo.
Ese millón de euros que necesita el Cádiz, y que puede obligarle a aceptar la propuesta del Ayuntamiento, es para saldar deudas que se refieren a Hacienda, Tesorería, proveedores y jugadores. Hace falta liquidez. Y el tiempo apremia.
El Consistorio ofrece 750.000 euros del lucro cesante de la grada de Tribuna, pero el club debe renunciar a los derechos sobre los locales del nuevo estadio Carranza. ¿Qué hara el Cádiz? ¿Defenderá lo que cree que es suyo hasta el último momento o cederá ante la presión? Lo único que se sabe por ahora, y que puede decantar la balanza de forma obligada, es que se necesita cerca de un millón de euros para saldar la temporada y otros 200.000 euros más para el aval que debe entregar antes del 5 de julio.
El futuro no es nada halagüeño tras frustrarse el ascenso. Y la continuidad de Pina ayudaría a potenciar al menos la parcela deportiva. Si sigue el murciano, no hay nada que temer porque es un hombre de fútbol que confeccionaría la plantilla y contrataría a un nuevo entrenador en un abrir y cerrar de ojos. Y que nadie piense en una figura de los banquillos, porque el nuevo presupuesto del Cádiz no permitirá grandes gastos.
Si se marcha, en principio malo. Y se vaya o se quede, los recortes serán un hecho, tristemente, tanto en la plantilla de empleados como en la cantera cadistas.
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