Fútbol | Segunda B

Los tentáculos de Quique Pina

  • El ex dirigente del Cádiz ha llevado a Pedro Munitis al banquillo del Badajoz, lo que pone de relieve que está en todos sitios y en ninguna parte.

Quique Pina posa ante un escudo del Badajoz junto a Pedro Munitis (i) y Manolo Sánchez.

Quique Pina posa ante un escudo del Badajoz junto a Pedro Munitis (i) y Manolo Sánchez.

La presencia, con foto incluida, de Quique Pina en Badajoz para la puesta de largo de Pedro Munitis como entrenador del equipo extremeño puede dar lugar a muchas lecturas. Pero por encima de todas está la del murciano, siempre vivo aunque le den por muerto, futbolísticamente hablando, cuyos tentáculos funcionan de maravilla por lo que se ve y se lee. Ha colocado a Munitis en uno de los grandes aspirantes al ascenso a Segunda A, un Badajoz que ha dado que hablar en la Copa del Rey. En todos sitios y en ninguna parte, Pina sigue apareciendo a la sombra de proyectos al margen del color de la camiseta y del escudo.

Pina actúa con orgullo, a pecho descubierto, sin taparse... En su cuenta de Instagram muestra lo que hace y, quizás, lo que siente según el momento. Nadie va a dudar de que exista sentimiento hacia el Cádiz pero viendo que hoy está aquí y mañana allá, es posible que la 'guerra' con Vizcaíno sea más cuestión personal y de cartera que de cadismo profundo. Sería como decir ahora que el ex dirigente cadista ha sido acérrimo del Badajoz de toda la vida.

La cuestión es que el murciano, que dirige, representa y preside aunque no esté en ninguna parte y sí en todos sitios, ha tomado protagonismo en el Nuevo Vivero, en la llegada de Munitis al proyecto pacense. Así lo puso Pina en su cuenta de Instagram: "Cumplo un gran objetivo que me marqué para este 2020. Pedro Munitis depositó junto a Manolo Sánchez su confianza en mí y quería conseguir que estuvieran en un gran equipo con posibilidad de ascenso. Mucha suerte a los dos en este nuevo proyecto".

Así lo escribe él mismo, así lo cuenta, como su vida misma. Se ha dicho muchas veces, es un caso peculiar, bueno o malo según se mire, pero peculiar. Ahora ha sido Badajoz pero el pasado verano sus movimientos, sus contactos, su gente de confianza le hicieron moverse en un histórico como el Hércules, donde también pudo acabar Munitis. Nadie puede discutir sus conocimientos y su capacidad de abrir una puerta tras otra aunque la Justicia siga muy atenta en sus talones; tiene la capacidad de aislarse o la necesidad de seguir trabajando porque, aunque él se empeñe en manifestar lo contrario, 'jugadas de estrategia' como la de Badajoz demuestran que sus cinco sentidos no están en el Cádiz. Lo que es hasta lógico.

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