El de este miércoles ha sido un día muy especial para el Cádiz CF dentro del largo episodio de desescalada por la alerta sanitaria, ya que el equipo ha vuelto a pisar el Ramón de Carranza, lo que no sucedía desde el pasado 29 de febrero cuando los de Cervera vencieron 2-1 al Almería. Ha sido una jornada de protocolo máximo desde la aparición de futbolistas y técnicos por los aledaños del campo de la capital.

Desde primera hora de la mañana los protagonistas de esta atípica sesión preparatoria fueron accediendo al estadio por la puerta existente en Fondo Norte -en la zona más próxima a Preferencia-, haciéndolo de manera escalonada y pasando previamente un control de temperatura a cargo de personal del club. Es un requisito clave para que se pueda entrar al lugar de trabajo.

Una vez en el interior del feudo cadista, los jugadores han seguido las medidas establecidas en la zona de vestuarios de cara a prepararse para el entreno. Una sesión que ha permitido a Álvaro Cervera tener a sus pupilos juntos sobre el Carranza, uno de los campos por los que a partir del día 14 empezará a jugarse el ascenso a Primera.

En el rostro de los futbolistas se notaba que era un día diferente, si bien entre ellos se mezclaba la alegría de ver de nuevo un estadio que ha dado muchas satisfacciones, con la pena de que todo apunta a que las gradas estarán vacías cuando regrese la Liga.

El único aspecto diferente de lo que eran los entrenamientos antes del Covid-19, es que esta mañana ha sonado por la megafonía del Carranza el sonido ambiente de un partido al escucharse los habituales cánticos de ánimo de los seguidores cadistas.

La cita preparatoria ha permitido al técnico ensayar acciones reales al tener ya a todo el plantel a la vez -algo posible desde el pasado lunes- y poder hacerlo en el campo en el que como conjunto local disputa sus encuentros oficiales. Un paso adelante enorme para el entrenador a una semana y media de que vuelva la competición en Segunda División A.