La historia no favorece al Cádiz CF en su visitas al Athletic de Bilbao. Más bien al contrario. Las estadísticas están para romperlas, pero hasta entonces lo que reflejan no es nada bueno para el conjunto amarillo.

Y es que el Cádiz CF nunca ha ganado en San Mamés en la competición liguera. La única victoria de la que puede presumir la consiguió en la Copa del Rey cuando en la temporada 1990/91 venció 1-2 en el choque de vuelta y sacó el billete para la siguiente ronda (en el estadio Carranza también había ganado 1-0 en el envite de ida).

El balance de los gaditanos en los partidos de Liga como visitante frente al Athletic es de 11 derrotas y un par de empates en 13 comparecencias del torneo de la regularidad, todas en Primera División. Las cifras, que no engañan, reflejan que no es un campo que se le dé nada bien al Cádiz CF, que sólo salió vivo de La Catedral cuando fue capaz de igualar a cero en la campañas 1986/87 y 1987/88.

Los demás enfrentamientos se saldaron con una derrota tras otra con marcadores de diverso tipo, desde alguna goleada como el 6-1 de la temporada 1977/78 (la primera de los amarillos en la máxima categoría del fútbol español) hasta algunos resultados apretados como el 1-0 de las campañas 1986/87, 1988/89, 1990/91 y 2005/06, que fue la última vez que se vieron las caras cuando Víctor Espárrago era el entrenador del Cádiz CF.

Entre medias, 3-0 en el curso 1981/82, 3-1 en el 1983/84, 2-0 en el 1985/86, 3-1 en el 1989/90 y en el 1991/92 y 2-1 en el 1992/93.

El saldo goleador es otra demostración de la inferioridad del Cádiz CF en los antecedentes que acumula en San Mamés. Mientras el Athletic de Bilbao marcó 26 goles, los amarillos hicieron sólo 5 dianas en 13 encuentros. Nunca marcó más de un tanto y en ocho partidos no pudo perforar la portería contraria.

Los precedentes dan una idea de lo complicado que lo tiene el equipo amarillo en su encuentro de Liga número en el terreno del conjunto vizcaíno. Pero siempre hay tiempo de lograr la primera victoria para hacer historia.

Los de Álvaro Cervera llegan a Bilbao con la ambición de puntuar. Para ello son conscientes de que deben cuajar una buena actuación frente a un adversario que, con el papel de favorito, querrá prolongar su dinámica victoriosa frente a los amarillos.