El nuevo y complejo escenario del Cádiz CF

La rueda de prensa que el presidente del Cádiz CF, Manuel Vizcaíno, ofreció el miércoles 28 de mayo para hacer un balance de la temporada 2024-25 y esbozar la próxima puso de manifiesto la difícil situación actual del club que poco tiene que ver con la de su estancia aún reciente en la élite del fútbol español.

El conjunto amarillo encadenó su segundo fracaso consecutivo. Después del descenso, ni siquiera fue capaz de meterse en la lucha por el ascenso pese a contar con la ayuda económica que le correspondía por bajar de categoría.

El doble fiasco supone una pesada losa a la que se suma el desapego de una afición decepcionada que asiste atónita a súbito bajón de un equipo que ahora tiene que apretarse el cinturón.

La comparecencia de Vizcaíno dejó varias claves. La primera, que no piensa marcharse pese las peticiones de dimisión de buena parte de la hinchada. Todo lo contrario. Dijo sentirse ilsusionado y, a falta de hechos, se ciñó a palabras para dibujar optimismo en torno al futuro.

No ocultó la evidencia (puso un muy deficiente a la temporada) a la vez que defendió su gestión en un embarazoso ejercicio de equilibrismo. Insistió en partir de cero de cara al curso venidero como queriendo dar por cerrada una herida que en realidad sigue abierta mientras un amplio sector de la masa social continúa enojado. Lo primero que hizo el presidente después de la rueda de prensa fue visitar dos peñas (en Medina y Puerto Real) en una clara señal de intentar recuperar su imagen ante la afición.

Es un hecho que la gestión no está siendo buena en los últimos tiempos. Los resultados están a la vista. La credibilidad de los dirigentes cadistas está en su pico más bajo, sujeta ahora a las palabras a falta hechos concretos. Todo es una declaración de intenciones de cara al futuro, pero una cosa son los proyectos y otra la realidad.

La cosa no pinta bien para la próxima temporada 2025-26 a la espera de las novedades que se vayan produciendo. Ese el punto de partida y a partir de ahí los responsables de todo esto tendrán que demostrar sin son capaces de armar un grupo de jugadores aptos para pelear por todo.

Vizcaíno anuncia una fuerte reducción presupuestaria que condiciona la confección de la plantilla. El club pasó de una partida cercana a los 70 millones de euros en la campaña 2023-24 (la más alta de su historia) a la mitad (35) en la 2024-25 tras el descenso mientras ahora se avecina otra bajada significativa.

El Cádiz CF desperdició su periodo de mayor riqueza y ahora tiene que amoldarse las nuevas circunstancias, como reconoce el propio presidente. Ya se pudo comprobar en el último mercado de invierno cuando fichó a dos jugadores de Primera Federación y la meta quedó reducida entonces a la salvación que entonces corría peligro.

La reestructuración de la dirección deportiva es una de las consecuencias del segundo fracaso. La otra es la revolución en el plantel que anuncia al presidente. El principal argumento para reactivar la ilusión de la hinchada radica en el verbo ganar y para ello es imprescindible la configuración de un grupo de jugadores con un mínimo de garantías. El club se ve obligado a rectificar tras haberse equivocado y la limpieza del plantel está servida. El escenario es complejo: hacer una buena plantilla en un contexto de apreturas económicas y que la afición vuelva a sonreír.