Cádiz-Córdoba | Ambiente

Un mal Cádiz y un señor de Murcia

  • Quique Pina regresa a Carranza y presencia una nueva decepción del equipo amarillo

Quique Pina ha seguido hoy el partido desde uno de los palcos de Tribuna.

Quique Pina ha seguido hoy el partido desde uno de los palcos de Tribuna. / JESÚS MARÍN

Buena asistencia de público en el Ramón de Carranza, pero lo malo es que fueron más los que se han marchado decepcionados por la imagen y el resultado. Un Cádiz a medio gas ha sido incapaz de dar una alegría por derecho a los suyos ante un enemigo con carencias y ansiedad por su crisis clasificatoria. El respetable se ha molestado lo suyo y ha despedido al equipo con pitos.

El césped no ha sido esta tarde excusa porque ha sido lo mejor del Cádiz; la afición tampoco tiene un pero por la buena respuesta para casi llenar la grada alta de Tribuna acudiendo a la promoción de entradas lanzadas por el club, y el fuerte viento de Levante ha existido para los dos, por lo que no es un motivo válido de queja.

Entre la desesperación de los seguidores ha estado el árbitro en la ‘diana’ por un penalti que parecía claro al llevarse Querol un golpe en el cuello, si bien a este jugador le ha pillado el colegiado la ‘matrícula’ y no le ha señalado nada a favor. Quique Pina y Abraham Paz han sido testigos de lo que ha sucedido esta tarde, cada uno sacando su propia lectura. El murciano ha vuelto donde no le quiere Manuel Vizcaíno, y ha sido espectador directo de que las cosas, en lo deportivo, marchan con luces y sombras después de la apuesta en el mercado invernal.

La masa social del Cádiz ha arreciado en favor de los suyos en el ecuador del primer tiempo, apelando a aquello de “en las duras y las maduras”, aunque también es cierto que ha dedicado una sonora pitada al acabar la primera mitad.

Durante el segundo periodo cada pérdida absurda de balón de los amarillos ha venido acompañada de la queja de la gente, harta de estar harta por lo que estaba viendo. Los primeros aplausos del partido se los ha llevado Álex Fernández cuando ha entrado en el campo en lugar de Querol; el cadismo sabe de esto.

El 1-0, acorde al nivel del partido, ha sido de los más extraño porque al final prácticamente se lo ha metido el Córdoba en su portería. Es un gol raro. El empate ha sacado a relucir lo peor del conjunto gaditano, colándose el rival hasta la cocina para delirio de su afición, presente en la grada alta de Preferencia.

Ese gol de los blanquiverdes ha roto a un Cádiz que ha podido perder el encuentro y que ha dejado muy molestos a los suyos, esos que nunca fallan y que hoy han sentido rabia por asistir a una versión muy floja del equipo de sus amores. Las quejas contra el colegiado, quizás más producto de la frustración por lo que ha pasado en un partido para olvidar.

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