Cádiz CF

La irregularidad agotó el crédito

  • La inconsistencia del equipo amarillo a poco más de un mes para el comienzo de la fase de ascenso lleva a la entidad a prescindir de los servicios de Claudio Barragán

Cuatro partidos seguidos sin ganar en Segunda División B son demasiados para un Cádiz que está considerado como uno de los trasatlánticos de la categoría de bronce aunque año tras año se empeñe en demostrar lo contrario. La dinámica nefasta en la que se ha instalado el equipo amarillo en el sprint final de Liga, con las eliminatorias para intentar subir a la vuelta de la esquina, le ha costado el puesto a Claudio Barragán, destituido en la mañana de ayer 14 horas después de la vergonzosa derrota sufrida por la escuadra gaditana frente a un conjunto desahuciado como el Almería B -al borde descenso matemático a Tercera-.

El club justificó la medida apoyado en la mala racha y el hasta ahora entrenador recibió la comunicación oficial de sus despido en la Ciudad Deportiva de El Rosal de boca del presidente, Manuel Vizcaíno, acompañado por el secretario técnico, Enrique Ortiz.

El cese del entrenador ya fue una opción barajada tras la crisis sufrida por el equipo al inicio de la segunda vuelta, pero la reacción que supuso el triunfo en el terreno del líder se frenó en seco un relevo que al final se produjo ayer arrastrado por los malos números: un punto de los últimos 12.

Como es habitual cada lunes después de un partido en domingo, había previsto un entrenamiento matutino que fue suspendido. La cuerda se rompe por el lado más frágil, el del entrenador. Los jugadores seguirán hasta final de temporada porque el club no puede prescindir antes de ellos.

La irregular marcha del Cádiz ha sido una constante que ha hecho moverse al técnico en filo de la navaja durante buena parte del curso hasta que ayer se consumó un despido que parecía inevitable tras la cadena de varapalos. Claudio no ha conseguido enderezar el rumbo de un equipo que, salvo hecatombe, se meterá en la fase de ascenso como cuarto clasificado o tercero a lo sumo.

Los resultados del equipo son consecuencia de las limitaciones de una plantilla que además no ha rendido a su mejor nivel y de que el valenciano no ha sido capaz de sacar el máximo jugo.

Claudio ha dirigido 72 partidos en el banquillo de Cádiz desde que aterrizó en la temporada 2014/15 como sustituto de Antonio Calderón, destituido en la 14ª jornada de la pasada campaña tras la derrota (2-1) en La Línea contra la Balona.

De esos 72 encuentros, 32 los condujo el curso anterior (24 de Liga, dos de la Copa del rey y media docena de la fase de ascenso) y 40 en el actual ejercicio: 34 del campeonato liguero y seis del torneo copero.

El míster, con un plantel de mayor calidad que el actual (Juan Villar, Jona, Airam Cabrera...), condujo al Cádiz a la fase de ascenso como campeón del grupo pero el equipo se estrelló en el play-off y se quedó un año más en Segunda B.

Pese a que no se cumplió el objetivo, Vizcaíno decidió renovar al técnico, que empezó una temporada en la que la falta de constancia ha sido la nota permanente de un equipo capaz de encadenar cuatro victorias (en el campo del líder Real Murcia y ante Melilla, San Roque de Lepe y Linares) y de concatenar un póquer de tropiezos, incluidos los revés frente a los últimos clasificados (derrotas ante Betis B, Balona y Almería B y empate contra el Sevilla Atlético). Esos vaivenes reflejan la inconsistencia de un equipo que, sin embargo, no encuentra oposición en el grupo y participará en el play-off. El club busca un giro en el banquillo como revulsivo a la espera de una inmediata reacción del equipo en el tramo definitivo de la temporada. Una reacción que no se ha producido ni siquiera tras los numerosos cambios contabilizados en el mercado de invierno. Los siete jugadores que en teoría llegaron para reforzar el plantel, avalados por Claudio, no han servido para mejorar. Todo lo contrario.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios