La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) anunció el pasado miércoles su decisión de parar de manera indefinida la competición a partir del próximo 16 de mayo. De esta forma, el órgano director del fútbol español se alineaba con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) en su oposición al Decreto Ley, con el apoyo de los árbitros y de los presidentes de las federaciones territoriales.

Los principales puntos a los que se aferran todos estos estamentos para justificar la radical medida de fuerza adoptada pasan por la oposición al Real Decreto Ley, que regula la venta centralizada de los derechos televisivos de los clubes de Primera y Segunda División A a partir de la temporada 2016-17; la disconformidad con el reparto del 4,55% de las quinielas; la oposición a la Ley de Emprendedores, por la cual el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, obliga a regularizar la situación laboral de todos los colaboradores de los clubes; y que la RFEF se niega a reintegrar el dinero exigido por el Consejo Superior e Deportes (CSD), que le abrió expediente por no haber justificado debidamente algunas partidas de la subvención correspondiente al dinero de las quinielas. Por este motivo, el Consejo exige el inmediato reintegro de dichas cantidades.

Con estas causas y bajando hasta la Segunda División B, el Cádiz asiste a los acontecimientos con una incertidumbre grande al estar en juego mucho más que el final de Liga. La huelga está anunciada a partir del día 16, lo que dejaría al equipo amarillo sin acabar la fase regular -faltaría el Arroyo-Cádiz, de la última jornada- y pondría en peligro el inicio del play-off, previsto para el fin de semana del 23 y 24.

Al conjunto gaditano le rompería en dos que la huelga finalmente se llevara a efecto. Le impediría cerrar la Liga para centrarse plenamente en la fase de ascenso, la decisiva dentro de su objetivo, y alargaría en el tiempo las eliminatorias con el siguiente perjuicio, ya que se perdería el ritmo de competición cuando sería más necesario tenerlo.

Como no podía ser de otra manera, en el vestuario del conjunto de Claudio Barragán se está hablando de la convocatoria de huelga indefinida y de lo que supondría para el equipo. Uno de los capitanes, Aulestia, se refirió ayer a este asunto posicionándose de alguna manera a favor de la medida adoptada por la Asociación de Futbolistas Españoles. "La AFE nos ha dicho que va a haber huelga. No está en nuestras manos, secundaremos las decisiones que se tomen. Y es verdad que mirando al futuro quizás puede ser lo más positivo". El portero vasco reconoció que "hay muchas informaciones sobre cuales son los motivos", pero por encima de las dudas que puedan existir, miró por el colectivo al apostillar que "nos fiamos de la AFE".

También se refirió al asunto Servando, aunque quizás fue más comedido en sus manifestaciones y dejó entrever que no estaba muy informado del asunto ni tan conforme con la convocatoria. "Creo que no es buen momento para plantear una huelga. Tenemos que dejarlo todo a un lado, porque no sabemos ni los motivos por los cuales se quiere hacer. Pienso que debemos centrarnos en jugar y entrenar", declaró el defensa central. Servando entiende que con lo que tiene el Cádiz por delante en las próximas semanas, "nos puede perjudicar bastante". "Sabíamos que podía ser por el tema televisivo, pero no tenemos más noticias. Creo que es un mal momento para hacerlo", recalcó.

Para el conjunto amarillo, uno de los aspectos favorables si finalmente se produce la huelga pasa por el hecho de disponer de más plazos para la recuperación de Óscar Rubio, el único lateral derecho que hay en la plantilla. Con las fechas previstas, el jugador podría llegar al encuentro de vuelta de la primera eliminatoria por el ascenso. Una semana de retraso le daría más opciones para estar desde el inicio en el play-off.