El Cádiz CF avanza en la pretemporada (el viernes afronta el quinto amistoso después de cuatro victorias) mientras la dirección deportiva trabaja para completar la plantilla que peleará por el objetivo de la permanencia en Primera División en la campaña 2023-24.

Darwin Machís, Javi Hernández y Lucas Pires se han incorporado al equipo este verano, Iza Carcelén al final se queda y Jorge Meré prolongará su estancia cedido por el América de México.

Se esperan más retoques en el plantel hasta el 31 de agosto, fecha establecida para el cierre del mercado estival. La llegada de un delantero es una prioridad (falta saber quién) y no se descarta que aterrice algún efectivo más en otra posición.

Una de las incógnitas radica en el centro del campo. Con Martín Calderón lesionado de larga duración y Tomás Alarcón descartado (puede salir cedido o traspasado si surge la oportunidad), quedan seis inquilinos para la media: Gonzalo Escalante, Fede San Emeterio, Rubén Alcaraz, Álex Fernández, José Mari y Youba Diarra.

El único que a priori no tiene asegurada su continuidad es Diarra. El pivote defensivo se unión al proyecto cadista en el mercado de invierno del curso 2022-23 aunque no gozó de muchas oportunidades. Ejerció un papel muy secundario y sólo participó en cinco partidos de Liga (uno como titular) en los que sumó en conjunto 95 minutos.

Los hechos demostraron la pasada campaña que Sergio González no termina de contar con él y la duda es si en la nueva temporada tendrá o no hueco en la plantilla.

El maliense tiene contrato hasta el 30 de junio de 2027 y su continuidad en el Cádiz CF depende de la llegada de un medio de corte destructivo. Si el club se hace con un pivote, en ese caso Diarra tendría todas las papeletas para salir cedido por una temporada para buscar los minutos que en principio no tendría de amarillo.

Uno de los medios que más gusta para fortalecer esa zona es Martin Hongla, futbolista del Hellas Verona que rindió a buen nivel durante su cesión al Valladolid en el segundo tramo del pasado curso.