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Dos aficiones que no se independizan

  • Cadistas y rayistas demuestran una vez más que prefieren ir de la mano

Un Cádiz-Rayo Vallecano o viceversa es sinónimo de buen rollo, ambiente de fútbol del bueno y de hermandad. Desde primera hora de hoy han demostrado que la Tacita y Vallecas están fundadas como pueblos hermanos de sentimiento. Cualquier restaurante o plaza de la ciudad mezclaba a amarillos y franjirrojos como si fueran amigos a diario. Conversaciones distentidas, fotos e intercambios de recuerdos en una jornada en la que el resultado pierde importancia cuando gana la naturaleza sana de las personas.

Dentro del Carranza, unos y otros separados y arropando a los suyos pero sin necesidad de cordones de seguridad ni nada parecido. Muy callado el grueso de la masa social cadista, más que de costumbre, a la espera de un gol que hasta el descanso rozaron Salvi y Barral.

La grada alta de Tribuna ha estado especialmente animada por la presencia de alumnos de la Escuela de Fútbol Sancti Petri, de Chiclana, con Pepe Núñez al frente. Han dado colorido y jaleo a base de bien, que se agradece en esta zona del campo. Del Sancti Petri han llegado a la cantera muchas y buenas promesas del balompié chiclanero. Precisamente el debut en liga de su paisano Manu Vallejo ha sido motivo de gran felicidad.

Regresando al césped, hay que lamentar otra vez el irregular estado en algunas zonas que se fueron levantando y que tampoco ayuda a los jugadores. Como tampoco ayuda no ganar, lo que una semana más cabrea al personal y complica el futuro clasificatorio.

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