Cádiz CF

Al Cádiz CF le sobra la última jugada (2-2)

  • El equipo amarillo remonta al Espanyol en una gran segunda parte pero recibe el gol del empate en el minuto 96

Salvi golpea el balón ante Embarba.

Salvi golpea el balón ante Embarba. / Lourdes de Vicente

El Cádiz CF contrapuso la innegable superioridad del Espanyol con una lección de coraje que sólo le valió para sumar un empate. Remontó y cuando tenía la victoria en el bolsillo, recibió un gol en el minuto 95 que deparó un desenlace decepcionante. Dos caras ofreció el cuadro gaditano. Con una la primera, va directo a la división de plata. Con la segunda da motivos para creer en la salvación.

El Cádz CF hizo lo más difícil cuando nada hacía presagiar un triunfo tras una nefasta primera parte en la que se vio desbordado por un rival muy superior, todo calidad. Pero el decorado cambió por completo en la segunda mitad. Los amarillos tiraron de casta y merecieron mayor premio. Un punto insuficiente pero que les mantiene con vida

Sergio González apostó por un once clásico con el que pretendió buscar el equilibrio entre defensa y ataque. Quiso jugar.

Un 4-4-2 con la intención de atesorar a pelota, como quedó demostrado desde los compases iniciales cuando Ledesma sacaba en corto para que el equipo saliese con el balón jugado cuando era posible.

Los amarillos ofrecieron buenas sensaciones en el arranque aunque con un boquete en el costado izquierdo por el que los periquitos dieron señales de peligro. Ese agujero se extendió al centro de la zaga.

Pero no fue por la banda, sino por el centro, donde los visitantes encontraron un agujero de proporciones gigantescas para inaugurar el marcador en el minuto 10. Morlanes recibió completamente solo entre Fali y Cala y no falló delante de Ledesma para poner el 0-1. El eje de la zaga fue un coladero en una noche para olvidar.

Muy pronto empezaron las grietas en el nuevo proyecto. Mucha voluntad la de un equipo que acusó el golpe y se vio superado por la calidad de un rival que no tardó en hacerse con la propiedad del cuero liderado por Sergi Darder y Morlanes.

Los de casa tiraron de casta y la réplica inmediata fue una internada de Espino, que en el 12 sirvió un centro cerca de la portería sin rematador.

Choco Lozano y Alberto Perea comenzaron a aparecer, aunque a cuentagotas. Por ellos pasaron las opciones de éxito. En el 18, el manchego inventó dentro del área y Diego López desvió a córner tras un disparo con rebote.

Chispazos sueltos que no ocultaron la realidad. En cuanto el Espanyol se hacía con el cuero, mostraba una superioridad por momentos insultante, con largas posesiones y los locales sin olerla.

La diferencia entre uno y otro radicó sobre todo en la rapidez y la claridad en la circulación. Los locales, lentos, indecisos, claramente inferiores.

Con esa inferioridad tuvieron que lidiar. Las carencias salieron a flote enseguida. El problema no es de entrenador, sino de plantilla. No hay más.

El paso del tiempo convirtió el duelo en un calvario de un Cádiz CF perdido, sin un jugador que tirase del carro, sin nadie que tomase el balón. Un barco a la deriva.

El preparador cadista movió piezas en el césped en busca de la reacción. Salvi pasó a la izquierda y Alberto Perea a la derecha pero de poco sirvió. Pasada la media hora, el sanluqueño culminó mal, con la zurda, una de las pocas jugadas peligrosas.

Por fin un tiro a puerta. Tardó 35 minutos el cuadro gaditano y el autor fue Perea desde una buena posición en desde la frontal, pero muy flojo a las manos del arquero.

Cuando peor estaba la situación, llegó una de esas jugadas que pueden ser claves en el devenir de un partido. En el 39, Lozano se disponía a rematar en boca de gol cuando cayó en apariencia derribado por un contrario. La petición unánime de penalti cayó en saco roto.

Los locales hasta pudieron dar las gracias por llegar al descanso con una derrota por la mínima. En el 42, Embarba regateó a varios oponentes, llegó al área como Pedro por su casa pero el balón acabó en las manos de Ledesma. El portero volvió a atajar el cuero en el tras una vaselina de Raúl de Tomás.

Víctor Chust relevó a Cala en la reanudación en un intento de ganar en seguridad en la zona trasera. Los anfitriones estaba obligados a volcarse para evitar un nuevo revés.

Acumuló hombres arriba el Cádiz CF. No le quedaba otra mientras trataba de robar el balón a un adversario que supo moverlo con criterio y calidad.

Hasta que por fin dio en la diana un equipo que puso el alma sobre el césped y empató con tiempo suficiente para intentar dar la vuelta al marcador. En el 54, Lozano tocó el balón dentro del área tras un centro y Negredo, que apenas había aparecido hasta entonces, conectó un remate con la zurda para enviar el cuero al fondo de la portería después de dar en el poste. 1-1 y partido nuevo.

El tanto resucitó a un equipo que empezó a creer en la victoria y fue a por ella. Pura necesidad.

En el 60 tuvo Salvi el 2-1 en su bota derecha. Se plantó ante Diego López, acertado para repeler el balón tras el derechazo del extremo.

El Cádiz CF fue otro equipo tras el gol. Todo corazón, con empuje que le llevó a equilibrar el juego y a generar ocasiones. Arriesgó porque no tenía otra salida. En el 62, Negredo cabeceó desviado tras un centro de Espino. Respondió De Tomás en el 66 con un testarazo frenado por Ledesma.

El choque llegó a la recta final con incertidumbre. La balanza se podía inclinar hacia cualquier lado. En el 76, el árbitro anuló un gol a Negredo por tocar el balón con un brazo antes de marcar.

Y cuatro minutos después, más polémica, aún mayor. Gol de Negredo de cabeza, el colegiado lo dio por válido pero, a instancias del VAR, revisó la jugada en el monitor e invalidó el tanto en medio de fuertes protestas de los jugadores, el banquillo y la grada.

El partido se calentó en los instantes finales, aumentaron los decibelios procedentes de la hinchada y los locales empujaron sin tregua hasta que culminaron la justo cuando el reloj alcanzó el minuto 90. Iván Alejo se coló por la derecha y con poco ángulo cruzó raso para batir a Diego López- 2-1 y éxtasis antes del último jarro de agua fría. Sobre la bocina, superado el alargue, en el 96, De Tomás firmó el tanto del empate.

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