El 15 de junio de 2008 la fase más cruel del fútbol se dio cita en el Rico Pérez, en Alicante. El 15 de junio de 2008 el Cádiz firmaba su descenso a Segunda B de la manera más dura posible al fallar un penalti en el tiempo de prolongación que hubiera intercambiado los papeles con un Córdoba que sí se quedó en Segunda A. El 15 de junio se abrió una herida que ocho años después continúa sangrando en el cadismo, lo único que sigue de entonces porque ninguno de los que hoy visten de amarillo vivieron aquel calvario.

Posiblemente el Cádiz más tonto de la historia regresó al pozo por eso mismo, por ser tonto. Firmó un final de Liga penoso después de contar con cuatro entrenadores (García Remón, Antonio Calderón, Raúl Procopio y Julián Rubio) y en las dos últimas jornadas (Sevilla Atlético y Hércules, que no se jugaban nada) sólo sumó dos puntos. La reclamación por la alineación indebida de Kiko Femenía no hizo más que agrandar el dolor por la mofa que supuso judicialmente años después.

La sangre del 15 de junio de 2008 aún brota del corazón herida del cadismo, que regresa al lugar del 'crimen' para soñar con recuperar el tiempo perdido.