Ambiente de preferia y de partido grande. Sevillanas por la megafonía y muchas ganas de fútbol (y, sobre todo, de fiesta, de mucha fiesta). La ocasión era magnífica. Desplazamiento cercano, puente de mayo, día y hora dignos, y la ilusión de volver a disfrutar en una grada visitante sin restricciones. Porque si algo define a la afición cadista es que, tanto en las buenas como en las malas, nunca abandona a los suyos. 

En la temporada de la postpandemia, en el calendario estaban apuntadas varias citas para volver a vivir la pasión amarilla más allá de la frontera de Cortadura. Una de ellas era la del Ramón Sánchez Pizjuán por fecha y por cercanía. Si a eso se le suma la vuelta real a la normalidad, la convocatoria era más que apetecible. 

Y, como era previsible, los cadistas no volvieron a fallar. Más de mil en la zona vistante, en la esquina entre las gradas de Gol Sur y Fondo (lo que es la Preferencia gaditana) y muchos más esparcidos por el resto de las gradas cogieron el camino de la AP-4 (ya sin peaje) para estar con los suyos, sufrir (y también disfrutar) y dar un aliento más que necesario en busca del objetivo de la permanencia. 

Desde primera hora de la tarde, la marea amarilla se hizo notar en el barrio de Nervión. Se palpaba que ya era primavera en Sevilla porque, a pesar de que el termómetro no marcaba una temperatura fuera de lo normal en esta época del año, el calor ambiental era agobiante en algunos momentos.

Calor y ganas de fiesta son dos elementos fundamentales que si se unen los bares hacen caja. Y los negocios se llenaron de cadistas (y también de sevillistas) esperando que llegara la hora del partido. En uno de ellos, el Sanzara Café, en la avenida de la Cruz del Campo, la peña Exilio Cadista montó su punto de encuentro para todos los amarillos que se desplazaron a tierras sevillanas. Con mucha camaraderia, y muchos vasos de por medio, pasaron las horas con la ilusión de ver al Cádiz puntuar. 

La tarde transcurrió como debe ser un derbi regional, y como debe entenderse el fútbol en general, sin incidentes y con las únicas ganas de pasarlo bien. Se hizo notar la fuerte presencia de la Policía Nacional en los aledaños del Sánchez Pizjuán, teniendo que pasar los cadistas varios controles para acceder al interior del estadio. 

Ya dentro, el amarillo tiñó la esquina entre el Gol Sur y la Preferencia... y uno de los palcos VIP de la empresa NAGA, patrocinador principal del Sevilla FC, que invitó a un buen número de carnavaleros a vivir el partido desde el lugar más confortable del recinto de Nervión. Y es que el Carnaval gaditano es una de las cosas que une a la dos ciudades. Allí estuvieron invitados Tino Tovar, José Antonio Vera Luque, Antonio Pedro Serrano el Canijo, Manuel Morera, Carlos Mení, José Guerrero Yuyu, José Manuel Sánchez Reyes, Germán García Rendón, Juan el Ardentía (speaker cadista), Carlos Mera o Fede Quintero, entre otros. 

Carnavaleros gaditanos en el palco de NAGA, patrocinador del Sevilla.

Justo antes del encuentro, los cadistas y exsevillistas Juan Cala y Álvaro Negredo se unieron al homenaje que el club de Nervión le rindió a Jesús Navas al sumar 600 partidos con la casaca sevillista.

Durante el partido, y a pesar del sufrimiento desde el inicio por el tempranero gol de En-Nesyri, el duelo de gradas fue intenso pese a la desigualdad en fuerzas ante una de las hinchadas más potentes del fútbol español. Pero los amarillos no desfallecieron en la búsqueda de algo positivo para llevarse a Cádiz.