Oh capitán, mi capitán...

Cádiz | murcia · la crónica

Protagonista Fleurquin le da tres puntos vitales al Cádiz con un gol de cabeza en el tiempo de prolongación Camino a la salvación Los amarillos salen de los puestos de descenso y dejan al Murcia de Jose González más muerto que vivo

Fleurquin, felicitado por sus compañeros tras marcar el gol al Murcia.
Fleurquin, felicitado por sus compañeros tras marcar el gol al Murcia.
Jose M. Vilches / Cádiz

24 de mayo 2010 - 05:02

"Oh capitán, mi capitán: levántate aguerrido y escucha cual te llaman tropeles de campanas. Por ti se izan banderas y los clarines claman. Son para ti los ramos, las coronas, las cintas. Por ti la multitud se arremolina, por ti llora, por ti su alma llamea y la mirada ansiosa, con verte, se recrea".

El Cádiz no es el club de los poetas muertos porque Andrés Fleurquin le dio ayer la vida en el último suspiro del partido contra el Murcia de Jose González. El uruguayo, con el brazalete de capitán viviendo en su brazo izquierdo, se metió ayer en el pellejo del poema de Walt Whitman para resucitar a su equipo en el tiempo de descuento cuando este agonizaba tras una primera y una segunda parte para el olvido.

Fue tras un saque de esquina botado por Nano, que contra cierto pronóstico no fue titular y había entrado en el campo sustituyendo a López Silva diez minutos antes de la jugada de la tarde. Andrés Fleurquin, con el alma, con el corazón... con la cabeza, remataba el balón a la red, cerca de la escuadra izquierda de la portería izquierda defendida por Alberto. La locura se desataba en el Ramón de Carranza y el veterano futbolista, a quien deben quedarle ya pocas tardes de gloria, también se volvía loco y, sacando fuerzas de donde ya no las tenía, cruzaba todo el campo corriendo desatado y con la sonrisa fuera de su rostro, poseído por la alegría más inmensa que puede sentir un profesional del fútbol más allá de las nóminas mensuales.

Hasta el gol del capitán, apenas hubo algo que recordara a la palabra fútbol, aunque no faltó la tensión que requería un duelo a vida o muerte: hasta doce cartulinas amarillas mostró el árbitro del encuentro, el extremeño Gil Manzano. Una de ellas, la segunda que vio Albiol en el minuto 81 y que supuso por tanto la expulsión del jugador del Murcia, fue la que allanó el camino de la victoria del Cádiz. Jose González, que desde el principio miró más por el empate estéril que por la victoria arriesgada, acabó entonces por echarse algo más hacia atrás y dejó sus escasas opciones de crear peligro en las solitarias botas de Aquino, quien había tomado el relevo de otro ex cadista, Natalio, al poco de comenzar la segunda parte. Los amarillos, que fueron los únicos que fueron a por los tres puntos desde el pitido inicial, decidieron echar el resto y ampararse a la llegada de un milagro que acabaría llegando a tiempo de cambiar las lágrimas de la tristeza por las de la alegría.

La forma en la que se logró la victoria instaló un regusto especial en el nutrido paladar de los aficionados gaditanos. Los tres puntos, gracias también al empate del Salamanca en Vallecas, permiten abandonar de nuevo los puestos de descenso y dejan más muerto que vivo a un rival directo como era y sigue siendo el Murcia de Jose González.

Pese al regusto, hay que beber agua hoy por la mañana. Restan aún otras cuatro finales de aquí al 20 de junio, dos en casa y dos a domicilio, y la imagen dada ayer por los pupilos de Víctor Espárrago distó mucho de la que se venía viendo últimamente en el Ramón de Carranza. El Cádiz firmó una primera parte en la que fue dueño y señor del balón, al que hizo circular con gran criterio y paciencia gracias a la batuta de Abraham, que volvió al doble pivote limpio de tarjetas para quedarse ya hasta el final de la temporada si las lesiones le respetan. Pero la circulación no llevaba a ninguna parte y sólo Ogbeche, posiblemente el menos implicado de los jugadores amarillos, tuvo una ocasión de marcar. Y eso, si es que a su internada en el área que acabó en saque de esquina se le puede llamar ocasión de gol.

Tras el descanso, con el tiempo avanzando sin piedad, el partido se abrió de par en par una vez que los amarillos abogaron por un juego más directo. Y ahí fue naciendo el peligro: López Silva tuvo en sus botas el gol, pero su vaselina se perdió tras la portería de Alberto; Chando lo intentaba de tacón sin éxito en el área de Dani Miguélez; Toedtli no llegaba a un centro chut de un perdido Ramis y el meta gaditano salvaba los muebles en una par de acciones esporádicas de los murcianos.

La cara de los aficionados acabó siendo un poema, pero un poema de Walt Whitman.

ÁRBITRO: Gil Manzano (extremeño). Auxiliado en las bandas por Orellana Benítez (catalán) y Nevado Rodríguez (extremeño).

TARJETAS: Amarillas Por parte del Cádiz: Enrique (36'), Dani Fragoso (48'), Jaume Costa (52'), López Silva (60'), Ramis (72'), De la Cuesta (78'), Ogbeche (83') y Nano González (87'). Por parte del Murcia: Chando (19'), De Coz (25') y Albiol (52' y 81', por lo que fue expulsado).

GOL 1-0 (92') Fleurquin. El centrocampista uruguayo manda de cabeza el balón a la escuadra izquierda de la portería defendida por Alberto tras un saque de esquina botado por Nano González.

Incidencias: Encuentro de la jornada 38ª de la Liga adelante disputado en el Ramón de Carranza ante algo más de 14.000 espectadores en las gradas. Terreno de juego en buenas condiciones y tarde muy calurosa. Gran éxito de la convocatoria a la afición impulsada desde la peña cadista Cuatro Gatos, y apoyada tanto por la federación de peñas cadistas como por la agrupación de aficionados cadistas, para que los jugadores del Cádiz recibieran el aliento de su público en su llegada al estadio dos horas antes del comienzo del partido que les enfrentaba al Real Murcia.

12

stats