Cádiz CF

Margen de confianza

  • La primera derrota de la temporada no resta crédito a un conjunto amarillo que sólo se ha dejado puntos en el camino cuando se ha quedado en inferioridad numérica

La primera derrota de la temporada 2013/14, lejos de encender la llama de la preocupación, sirve de aprendizaje para un Cádiz que hasta llegar a Lucena todo le había salido casi perfecto. El enésimo tropiezo en el campo del cuadro aracelitano sitúa al universo cadista en la realidad de una competición que de fácil no tiene nada pese a los abultados triunfos de las dos jornadas anteriores (1-6 en la visita al Écija y 4-0 en casa ante El Palo) que dibujaron un escenario tan idílico como irreal. El recorrido hasta la próxima primavera se presenta duro en el largo trayecto que tiene como objetivo el ansiado retorno a la categoría de plata cuatro años después del último descenso.

Lo importante en este arranque de campaña es que el conjunto amarillo se mueva en la parte alta de la clasificación y haya ofrecido buenas sensaciones. La derrota forma parte del deporte y tarde o temprano tenía que llegar para el único equipo del grupo IV de Segunda División B que todavía no sabía lo que era perder hasta la sexta jornada de Liga. Ya no queda ningún equipo inmaculado en este grupo liderado ahora por la Balona con 15 puntos, dos más que el Cádiz.

"Hay que aprender de las derrotas", decía el preparador cadista, Raúl Agné, en la rueda de prensa posterior al encuentro disputado en la localidad cordobesa. Cuando se pierde y además es por primera vez, la gestión positiva de ese revés puede beneficiar a un equipo que ya ha comprobado que los rivales tienen mucho que decir si detectan las debilidades del adversario. La lección de Lucena será una motivación extra para el trabajo de la semana que empieza y que culminará con la cita en el estadio Carranza ante La Hoya-Lorca. Los jugadores del Cádiz comentaban el pasado domingo que esta semana tienen que corregir errores para mejorar y afrontar con la máxima ambición el duelo frente al cuadro murciano. Nada mejor que una victoria inmediata para curar las heridas que deja una derrota y retomar la dinámica adecuada de resultados.

Si con once futbolistas sobre el terreno ya tenían problemas los amarillos para hacer frente a un Lucena más entonado, con diez -tras la expulsión de Ceballos por doble amarilla- perdieron cualquier opción de victoria. Lo pupilos de Agné se cerraron en su campo en la segunda mitad, cedieron el control de la pelota a los locales, trataron de amarrar el empate y a punto estuvieron de conseguirlo hasta que en el minuto 90 marcó Coco para la escuadra cordobesa sin tiempo para la reacción.

La inferioridad numérica pasó factura al Cádiz, aunque tampoco puede agarrarse a ella como único motivo que explique la derrota. Antes de quedarse con un hombre menos, el equipo gaditano no era capaz de asociarse en ataque y el balón duraba escasos segundos en las botas de los amarillos. El conjunto cadista había marcado en todos los partidos hasta que llegó a Lucena, donde sufrió un atasco en los últimos metros y no vio puerta.

El varapalo en territorio lucentino no empaña el buen comienzo de curso del Cádiz, que atesora un balance de cuatro victorias, un empate y una derrota que suponen 13 puntos de los 18 que ya se han puesto en juego, con un saldo de 13 goles a favor y tres en contra.

Lo que sí ha quedado demostrado hasta la fecha, como así reflejan los números, es que la escuadra amarilla siempre gana cuando tiene once jugadores sobre el césped (contra Guadalajara, Algeciras, Écija y El Palo). Los puntos que se ha dejado en el camino los ha perdido cuando se ha quedado en inferioridad numérica, como sucedió en el choque inaugural contra el San Fernando en el Iberoamericano de Bahía Sur (1-1) y en el reciente duelo frente al Lucena (1-0), ambos a domicilio.

El Cádiz debe tener el cuidado suficiente para evitar expulsiones porque con un futbolista menos disminuyen las posibilidades de éxito y aumenta el sufrimiento en el campo. En dos de los tres encuentros que ha disputado fuera de casa se ha quedado con diez jugadores -expulsiones que quizás eran evitables- y además en la primera parte.

En Écija ocurrió lo contrario, fueron los sevillanos los que sufrieron la merma de un jugador y los gaditanos no desaprovecharon la oportunidad para obtener un resultado histórico, ya que nunca habían marcado media docena de goles fuera de casa en competición oficial.

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