Cádiz CF - Numancia | La crónica

Machís obra el milagro

  • Un golazo del venezolano en último suspiro otorga una victoria que sirve para conservar la cuarta plaza

Manu Vallejo, con el balón ante un jugador del Numancia.

Manu Vallejo, con el balón ante un jugador del Numancia. / Jesús Marín

El Cádiz CF mantuvo la cuarta plaza por un pelo, gracias a un golazo de Machis en el minuto 94. Cuando el empate parecía inevitable. el atacante rompió la tendencia de igualadas en casa y resucitó a un equipo que se había venido abajo en la segunda parte después de una primera que había gobernado con autoridad. 

Los amarillos mantienen el pulso en la zona alta de la clasificación no sin sufrimiento. Ofrecieron dos caras, pero hasta en la mala supieron sacar petróleo en último suspiro. El Cádiz no deja de creer, logra su segunda victoria consecutiva y mira el futuro con esperanza.

Álvaro Cervera no le dio vueltas al asunto y mantuvo lo que tan bien había funcionado siete días antes. ¿Para qué cambiar?, pensaría el entrenador. 4-4-2 con Ager Aketxe en la derecha, Machís y Manu Vallejo en punta y un par de retoques en el once con la presencia de pesos pesados como Sergio Sánchez y Garrido. Un cabezazo del venezolano por encima del larguero en el minuto 7 fue el primer aviso fruto de las constantes oleadas, sobre todo por la derecha, con protagonismo para Rober Correa.

Apretaron tanto los de casa que en el tercer saque de esquina casi seguido desde ese costado nació el 1-0 que dibujó un escenario. Lanzó Aketxe, despejó el portero hacia el otro lado y el esférico llegó perfecto para que Jairo soltara un zurdazo raso que se coló entre una maraña de jugadores para entrar en la portería después de que el cuero lo tocase un defensa en la línea de gol.

Corría el minuto 11 y el tempranero tanto, gloria bendita, asentó a los de casa y obligó a los sorianos, que habían salido dormidos, a poner el despertador. El Cádiz entregó la pelota a su oponente y jugó a lo que más le gusta. Presionó arriba con los delanteros y dio un paso atrás para proteger su parcela, buscar el robo y la rapidez a la contra. Y bien que lo hizo.

Los amarillos trabajaron con máxima eficacia en la destrucción. Apenas dejaron opciones a un rival que pisó muy poco el área contraria, con escaso peligro. Más cerca estuvo el 2-0 que casi consigue José Mari al filo de la media hora con un testarazo que se perdió muy cerca del palo tras el enésimo córner. Aketxe, participativo en el juego, también anduvo fino en la puesta en movimiento del balón.

Los de Cervera, todo orden, no sólo maniataron a los sorianos con relativa comodidad, además buscaron el segundo antes del intermedio para dejar el choque medio resuelto. Les faltó un pelo en el minuto 42 en una brillante jugada de tiralíneas que mereció el premio mayor. Manu Vallejo sirvió en profundidad a Rober Correa, que penetró como una bala en el área y dio el pase de la muerte para que Machís empujase a placer a puerta vacía, como en Las Palmas, pero Carlos Gutiérrez se anticipó justo antes de que llegase el artillero.

Los locales fueron muy superiores en una primera parte en la que aplicaron a rajatabla el manual de estilo. Alberto Cifuentes fue un espectador más gracias a la sólida labor de sus compañeros.

Pese a las notables prestaciones en la primera mitad, el partido aún estaba abierto. Vaya si lo estaba. En el minuto 50, poco después de la reanudación, el Numancia elevó el 1-1 al marcador en su primer disparo. David Rodríguez recibió el cuero en medio de un enorme agujero en el centro de la defensa con metros suficientes para pensar cómo resolvía el mano a mano con Cifuentes. Nada pudo hacer el arquero ante la perfecta definición del delantero.

El Cádiz tiró en cinco minutos todo el buen trabajo que había desarrollado en los 45 anteriores. Le sentó tan mal el descanso que Cifuentes respondió con una gran parada a un testarazo de Higinio en el 60 que, pese a quedar invalidado por fuera de juego, expuso con claridad cómo habían cambiado las cosas.

El que generaba ocasiones era el Numancia mientras los gaditanos sacaban a relucir una inseguridad desconocida hasta ese ramo del encuentro.

Cervera buscó un revulsivo con la entrada de Álex Fernández por Aketxe. El madrileño se ubicó en tres cuartos, Jairo pasó a la banda derecha y Machís a la izquierda. No surtieron efectos los movimientos, ni con la aparición de Rennella por Sergio Sánchez, que se fue renqueante y Garrido se colocó de central.

Pero nada de nada. El Cádiz había desaparecido. Se estrelló contra la muralla numantina y todo quedaba a expensas de un chispazo aislado mientras Cifuentes evitó el 1-2 con una meritoria intervención en un libre directo lanzado por Gus Ledes desde la frontal del área.

Los anfitriones cayeron en los brazos de la precipitación, no dieron una derechas y Cervera se jugó la última carta de Jovanovic por Matos que llevó a Jairo al lateral izquierdo.

Machís, algo inconstante durante la mañana, irrumpió en el 83 con un derechazo desde el balcón del área que repelió Juan Carlos. El sudamericano se inventó una obra de arte después pero se topó con una defensa poblada. Se echó el equipo a la espalda en el último arreón y Numancia se quedó con diez por la rigurosa expulsión de Una Medina en el 88. Cuando el parido moría recibió Machís en la izquierda, condujo el balón haca la frontal del área y una vez allí soltó un latigazo con la bota derecha. El destino del esférico era la portería. Entró por un esquinita, junto a un poste. 2-1 sin tiempo para más que para la explosión de alegría.

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