El Cádiz cerró con derrota por la mínima en El Palmar ante el Atlético Sanluqueño su segundo amistoso de pretemporada, después del disputado esta misma semana en Benalup contra el Barbate (0-6).

Los compases iniciales no ofrecieron ni por asomo la diferencia entre un equipo de la máxima categoría y otro de la de bronce. De hecho, el conjunto verdiblanco se mostró ambicioso, valiente, y gozó de una clarísima oportunidad para adelantarse en el marcador al cometer Alcalá un penalti sobre Alfonso al llegar tarde al balón, aunque David Gil repelió el lanzamiento de Dani Güiza.

Con un once inicial irreconocible pero lógico en estos momentos, en los que priman las pruebas y la puesta a punto, el empaque de Primera de los amarillos se limitaba a la presencia de Espino, José Mari y Alberto Perea, con el canterano Lautaro en el lateral derecho, Gudelj como central, Bastida como mediocentro, Chapela pegado al costado derecho, Nano Mesa en la mediapunta y Osmajic en la punta de ataque. Un equipo que a buen seguro poco tendrá que ver con el que en menos de un mes abrirá la competición.

El descaro de los locales encontró recompensa cuando mediado el primer tiempo una internada por la derecha de Armental acabó, tras dejar pasar Cervero, en gol de Güiza, que se desquitaba del error de la pena máxima con un golpeo desde la frontal colocado junto al palo, a la izquierda de David Gil.

A partir del 1-0, el cuadro de la Tacita dio un pasito al frente, tímido, sin contundencia y, por supuesto, sin crear verdadero peligro. De hecho, ni Juan Palomares ni Falcón, los dos cancerberos que defendieron el marco de los de casa en estos primeros 45 minutos, tuvieron que intervenir.

A la vuelta del descanso, Álvaro Cervera y Pedro Buenaventura movieron ficha en el banquillo, con numerosos cambios. Lo normal en estas fechas. Y las sustituciones variaron la cara del Cádiz a mejor. Álex Fernández, Salvi, Negredo y Choco Lozano se dejaron notar en un bloque en el que todavía se mantuvieron el jovencísimo Bastida, Lautaro, ahora como central, y Gudelj, desplazado al lateral zurdo hasta que posteriormente entró Diarra.

Aun sin crear ocasiones claras, los de la capital, ahora sí, impusieron su teórica superioridad, especialmente en cuanto a la posesión del cuero se refiere, por más que se trate de un dato estadístico en el que no repara el técnico. Nada que objetar. Eso sí, hasta el minuto 66 no tiraron a puerta con intención los visitantes, tras habilitar Negredo a Choco Lozano, cuyo remate lo desvió Marco Valle a córner.

El choque entraba en su recta final con los amarillos por detrás en el tanteador, obligados a apretar por más que se tratara de un amistoso. Los verdiblancos, por su parte, intentaban realentizar el juego y correr sólo en las contras, sin asumir riesgos para no exponer un triunfo al fin y al cabo de prestigio.

Los últimos minutos se convirtieron en un acoso cadista sobre el área sanluqueña, con continuos balones a la olla de Salvi, Malbasic, Akapo y el canterano Diarra que ni siquiera encontraban rematador, además de una rápida transición que concluyó con doble intento de Negredo y Diarra que tampoco halló el premio del empate.