Cádiz CF - Reus Deportiu

Plácida sobremesa (2-0)

  • El equipo amarillo da un paso más en su buena racha y traduce su superioridad en una clara victoria sobre un inocente rival

Manu Vallejo celebra su tempranero gol frente al Reus.

Manu Vallejo celebra su tempranero gol frente al Reus. / Julio González

El Cádiz CF suma y sigue. Se impuso 2-0 al Reus en uno de los partidos más cómodos que se recuerdan no tanto por la diferencia en el marcador sino por la superioridad con la que se empleó de principio a fin. Abrazó su tercera victoria consecutiva en la Liga con la que continúa su escalada en la clasificación.

Fue un encuentro de guante blanco, con un Cádiz sin una sola fisura en defensa que golpeó en el arranque de cada periodo ante un rival con buen trato de balón pero demasiado inocente como hacer daño a un conjunto gaditano que se muestra imparable gracias a la labor colectiva y a la chispa individual de sus jugadores.

Un día más se vio al Cádiz consistente de temporadas anteriores que además de ganar dejó la portería a cero porque no dejó rematar a su adversario.

Álvaro Cervera mantuvo el once de la grandiosa segunda parte contra el Elche, con la presencia de Salvi y Dejan Lekic, artífices de la remontada y la goleada. Los locales desplegaron un 4-4-2 frente a un 5-4-1 de un visitante ultraconservador entregado al achique de balones.

Los de casa salieron enchufados en una prolongación de aquella inolvidable segunda mitad. El balón fue suyo casi al cien por cien y no tardaron en hacer saltar por los aires la argamasa defensiva del rival.

José Mari había avisado en el minuto 5 con el lanzamiento lejano de una falta que desvió Edgar Badía. Nada pudo hacer el portero en el 7 para evitar el 1-0. Salvi centró desde la derecha al corazón del área, el balón iba hacia Lekic pero tocó un zaguero y Manu Vallejo llegó a la zona del segundo palo para marcar con cabezazo a media altura que se coló junto a un poste. El chiclanero, en racha, marcó por tercera jornada consecutiva.

El tanto premió la insistencia de un equipo que se sintió cómodo con el marcador a favor. Hizo la tarea al principio y entregó la pelota al cuadro rojinegro, que la tocó mucho pero sin profundidad entre otros motivos por el férreo sistema defensivo de los gaditanos.

Y es que el Cádiz aceptó la propuesta de los catalanes. El esférico para el que pierde y el que gana a protegerse para después montar contragolpes. Los de Cervera taparon la salida de balón a través de Mario Ortiz y el Reus, sin brújula, sólo inquietó en los compases finales antes del intermedio.

El choque entró en una fase anodina justo después de que Edgar Badía impidiese el 2-0 con un paradón en línea de gol tras una remate a bocajarro de Lekic, que había recibido un excelente servicio de Brian.

Edu Badia rechaza el remate a bocajarro de Lekic que pudo significar el 2-0 en Carranza. Edu Badia rechaza el remate a bocajarro de Lekic que pudo significar el 2-0 en Carranza.

Edu Badia rechaza el remate a bocajarro de Lekic que pudo significar el 2-0 en Carranza. / Julio González

Una 'delicatesen' de Manu Vallejo, con un caño a un oponente dentro del área -minuto 39-, y las dudas de Lekic delante del portero ante el alto bote del balón cerraron el catálogo de ocasiones de un Cádiz muy superior en la primera parte en la que, sin embargo, no terminó de obtener una renta definitiva.

El partido quedó abierto para los 45 minutos definitivos, pero el Cádiz lo encarriló a los cinco minutos de la reanudación con el segundo gol, firmado por Lekic. Salvi salió con rapidez a la contra, centró al interior del área, la zaga evitó el testarazo de Manu Vallejo y el balón quedó muerto y el disparo en semifallo de Jairo lo cazó el serbio para marcar a puerta vacía.

Los visitantes reclamaron un fuera de juego que el colegiado no concedió y el 2-0 dejó el duelo visto para sentencia. Lekic no celebró su gol por respeto al equipo en el que militó hasta finales del pasado mes de agosto.

La clara ventaja obligó al Reus a dar un paso en ataque. Los laterales se convirtieron en extremos y dejó una defensa de tres. Toda una invitación a la contra que los locales agradecieron gustosos, sobre todo Salvi, que encontró espacios una y otra vez.

Un misil del sanluqueño desde el balcón del área se escapó a escasos centímetros del larguero en el comienzo de una secuencia de ocasiones entre el 60 y el 63 que no acabaron en gol de milagro. Lekic lanzó alto cuando Manu esperaba solo delante del portero y, casi sin respiro, Edgar Badía evitó el tercero tras dos remates seguidos de Manu y Lekic.

Los anfitriones daban la sensación de sentirse ganadores. El sistema defensivo funcionó a la perfección, sin la más mínima grieta y el sufrimiento quedó para otro día. Ya vendrán rivales de mayor envergadura.

La falta de acierto en los últimos metros y la inspiración del guardameta frenó un resultado más abultado. En el 73, el portero sacó un zurdazo de Jairo.

Con todo decidido, el árbitro anuló un gol a Linares en la prolongación en el único disparo a puerta de los tarraconenses.

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