Iago Aspas es uno de los grandes problemas que se encontrará el Cádiz CF en el encuentro de este lunes. El atacante gallego es el alma del Celta y viene ejerciendo ese papel desde que viste la elástica celeste. Un gran jugador producto de la cantera viguesa, internacional y admirado por los entrenadores y los compañeros.

Aspas suma seis goles desde que arrancó esta atípica campaña, que son 13 dentro de 2020 si se les suman los que logró de enero a julio. Se estrenó con un doblete ante el Valencia y seguidamente logró ver portería frente a Valladolid, Real Sociedad, Valencia y Athletic Club. Hay que aclarar que de todos sus goles en el presente año, cuatro llegaron de penalti: tres la pasada campaña y uno en la actual.

Los 13 goles de Aspas en 2020 han llegado en un total de 32 partidos y 2.723 minutos. Es el segundo máximo goleador nacional por detrás de Gerard Moreno, quien desde el pasado mes de enero ha logrado sus 16 tantos en 27 encuentros y 2.129 minutos. Para el jugador del Villarreal, cinco años menor que Iago, la temporada pasada fue la de sus mejores datos en Primera.

El delantero del Celta, aunque con registros ligeramente inferiores la temporada pasada, acumula cinco campañas consecutivas en las que se mueve por encima de los diez goles. De hecho, nunca se ha quedado por debajo de esa cifra vistiendo la camiseta del Celta en la máxima categoría.

Iago Aspas se hizo fuerte en el Celta posterior a la etapa de Mostovoi, Cáceres, y los ex cadistas Eduardo Berizzo y Gustavo López -con el que llegó a coincidir-, entre otros. Salvo dos periplos muy cortos y decepcionantes en el Liverpool y el Sevilla, el atacante siempre ha sido un obsesionado por jugar en Vigo, en 'su' Celta. Nunca le ha movido el dinero porque ha contado con posibilidades sonadas de jugar en clubes grandes y triplicar sus ingresos. Pero a Iago le tira la pasión del fútbol tal y como la entiende en el Celta al margen de sus beneficios económicos.

"El mejor jugador que he entrenado hasta el momento", dijo en varias ocasiones el cesado Óscar García, cuando se refirió al jugador. Su sucesor, Eduardo Coudet, le considera "un futbolista extraordinario, distinto y desequilibrante".

Tiene 33 años y no pierde la ilusión del primer día, la que exhibe con descaro vestido de celeste. Su rendimiento es fuerte dentro del fútbol español y mira a la Eurocopa con el sueño de que Luis Enrique recuerde que sigue dando que hablar en Balaídos, en Vigo, donde hoy tendrá enfrente al Cádiz de las sorpresas.