"Ya estamos metidos. ¡Vamos!" Así rezaba ayer el Twitter de Antonio Calderón, contagiando optimismo como es habitual en el entrenador del Cádiz a pocas horas del estreno de la Liga 2014-15. Una nueva campaña con las ilusiones renovadas y la necesidad máxima, un año más, por conseguir el ascenso a Segunda División A. Todo ello bajo un proyecto ambicioso, el que más en los últimos años, en la primera temporada de Locos por el Balón al frente del club. Ahora más que nunca, Locos por el ascenso.

El telón se alza esta noche en el Ramón de Carranza recibiendo a un filial que hace unos meses obtuvo un ascenso casi milagroso remontando ante el Orihuela una eliminatoria que se puso muy cuesta arriba en tierras alicantinas (2-0). Pero de ese Betis B al actual ha cambiado un mundo, empezando por la plantilla y acabando por el entrenador, que ahora es Juan Merino.

Una prueba de estrenos es la que aguarda a Calderón, que sabe mejor que nadie que la lupa de la exigencia estará sobre su cabeza y la de su equipo desde que Artacho Cobo decrete el inicio del encuentro. Un partido que abre una temporada compleja en la que el objetivo inaplazable es quedar campeón del grupo IV para luchar por el ascenso a través de la eliminatoria de campeones. La dificultad de la campaña llega en un grupo en el que, de entrada, Real Jaén y Cartagena son los principales adversarios en la pelea por la primera posición. Hay otros gallitos a tener en cuenta por el play-off aunque la sensación es que les puede coger lejos la lucha por el primer puesto.

Habitualmente se suele decir que las cosas no son como empiezan, sino como acaban. Pero es una realidad que un buen inicio trasladaría confianza al plantel y a la afición que, de paso, tendría una semana movida ante la taquilla para aquellos indecisos que todavía no han retirado su carnet de abonado. El Cádiz tiene la oportunidad de sumar sus tres primeros puntos, de dar el primero de los 38 golpes en la mesa que se espera del rival a batir dentro del grupo IV. La fortaleza y las excelentes condiciones de las que se habla en torno al conjunto amarillo deben empezar a vislumbrarse esta noche ante un adversario que es inferior aunque esa superioridad habrá que demostrarla.

La actualidad cadista para alzar el telón a la Liga viene marcada por las ausencias de Andrés Sánchez y Gerardo Navarrete. El lateral izquierdo está tomando el ritmo adecuado a una pretemporada en la que ha tenido que parar por culpa del tobillo que tantos problemas le ocasionó la campaña pasada. Por su parte, el centrocampista no puede ser de la partida por problemas burocráticos que han impedido que se le dispense la correspondiente licencia.

La ausencia de Andrés estaba asumida por Calderón quien, apelando a la lógica, debe apostar por el otro lateral zurdo, Tomás. En cuanto a Navarrete, la sensación es que no iba a ser titular esta noche aunque posiblemente hubiese gozado de minutos.

Otro debate abierto y que encaja a la perfección en la previa del debut liguero apunta al sistema a elegir. Calderón se refería ayer al 4-4-2 como el que mayor horas de trabajo se ha llevado durante la preparación veraniega, si bien le hacía un guiño al 4-3-3. Esto, trasladado a nombres ofrece pocas dudas que apuntan más a la zona de ataque. Con Aulestia en la portería -opción que parece clara-, Óscar Rubio le ha ganado la partida a George en el lateral derecho y Tomás es fijo en el izquierdo; la pareja de centrales apunta a Servando y Josete. La línea de cuatro por delante da más posibilidades a Villar, Mantecón, Espinosa y Migue García. Mientras que en ataque, Jona, Fran Machado y Airam podrían disputarse las dos plazas.

El grueso del trabajo de pretemporada está consumido, y los amistosos y los torneos abren paso al fuego cruzado en el que cualquier error cuesta puntos. Llega el momento de demostrar que el favoritismo del Cádiz no es un calificativo comprado a precio de saldo y que detrás de ese cartel hay una realidad de amarillo y azul.