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El Ayuntamiento de Cádiz ultima en estas semanas la puesta en marcha de las Zonas de Bajas Emisiones, ZBE, que funcionará en todo el casco antiguo menos la ronda de circunvalación, y el tramo del paseo marítimo ya semipeatonalizado.
Estos espacios urbanos con la circulación controlada nacen por imposición estatal, y europea, para rebajar la contaminación medio ambiental y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
El Gobierno central incluyó en este plan a todas las ciudades de más de 50.000 habitantes. Cada una de ellas podía elegir el espacio urbano de sus respectivas localidades donde implementar la ZBE. Algunas dedicaron espacios alejados del centro urbano o en zonas con amplios jardines, restando efectividad a la medida. En Cádiz, sin embargo, el anterior delegado de Movilidad Urbana con el gobierno de José María González, Martín Vila, apostó por acciones más contundentes, como modo de completar la peatonalización del casco antiguo.
El nuevo gobierno de Bruno García ha mantenido en esencia este plan, y ahora ultima la elaboración de la ordenanza que fijará el funcionamiento de esta medida.
En el proceso de elaboración de la ordenanza (que fija qué tipo de vehículos podrán acceder al centro, entre otras cuestiones), se ha topado con un cambio en el decreto estatal que ha complicado la redacción del documento. Junto a ello, se debe contar también con un proyecto técnico “que necesita requisitos complicados”, según indica a este diario el teniente de alcalde de Urbanismo y Movilidad Urbana, José Manuel Cossi.
A la vez, antes de poner en marcha las dos ZBE, el gobierno local quiere mantener un último contacto con las entidades vecinales directamente afectadas por este plan, para ultimas detalles.
Finalmente será la Empresa Municipal de Aparcamientos, EMASA, la que se encargará de gestionar el nuevo proceso de control de tráfico, que cuenta con un complicado sistema informático y ha necesitado de la instalación de numerosas cámaras de control en las principales vías de acceso a intramuros.
EMASA contará en sus sistema informático con todas las matrículas de los coches cuyos propietarios están censados en el casco antiguo.
Una vez se ponga en marcha la ZBE, el Ayuntamiento dará un plazo de seis meses sin imponer multas a los que incumplan la norma a fin de ir asimilando su desarrollo. Igualmente, en base a los datos estadísticos que se vayan recogiendo en los meses siguientes, se analizará la posibilidad de introducir cambios en la ordenanza, especialmente en el caso de las autorizaciones puntuales que se den para poder circular en el casco antiguo.
En todo caso, el plan municipal prioriza el uso del vehículo de los que residan en el casco antiguo, que en su circulación por intramuros deberán circular por unas vías preestablecidas, igual que el resto del tráfico que obtenga permisos puntuales para acceder a intramuros.
La previsión del Ayuntamiento es que el desarrollo adecuado de la ZBE en intramuros permita reducir en un 35% el tráfico actual que aún se soporta en este escaso kilómetro cuadrado del término municipal.
Es cierto que desde la llegada de los ayuntamiento democráticos, todos los gobiernos locales han ido avanzando en la peatonalización, o semipeatonalización, de sus calles y plazas. Operaciones de calado como las realizadas en todo el viario comercial o plazas como las de Catedral, San Juan de Dios y España han revitalizado el casco histórico, han favorecido al comercio, han rebajado los niveles de contaminación y han mejorado la movilidad urbana.
Todo ello, se supone, deberá de fortalecerse con el desarrollo de la Zona de Bajas Emisiones.
La prioridad de acceso a los residentes en el casco no impedirá la entrada de vehículos propiedad de no residentes.
Es el caso de usuarios de los hoteles que funcionan en la zona, de los centros médicos o de servicios como los talleres de vehículos y las cargas y descargas de los negocios que funcionan en el centro, así como todos los vehículos de uso público. En estos casos, todas estas empresas comunicarán al Ayuntamiento la matrícula del vehículo que ha entrado dentro del ámbito de la ZBE para evitar la sanción. Todos estos coches tendrán prefijada una ruta de paso, a fin de evitar así el callejeo.
En cuanto a los coches de los no residentes, se podrá obtener autorización para entrar en el casco en determinados casos, como la de asistencia a un familiar. Se prevé fijar un cupo de autorizaciones por residentes, pero se valorará la evolución de este sistema para evitar que un uso abusivo de estas autorizaciones desborde de nuevo la circulación interior.
Toda la ronda exterior del casco está fuera de la ZBE, desde la Cuesta de las Calesas hasta el Campo del Sur, aunque es de suponer que se reducirá la presión del tráfico, una vez que los usuarios sepan que circular por el interior buscando un aparcamiento en superficie será una misión inútil.
Esta posibilidad facilita el acceso a los aparcamientos subterráneos del Campo del Sur, Tenis, Santa Bárbara, Canalejas, muelle y el futuro macroestacionamiento previsto en la zona de desarrollo urbano del muelle de contenedores.
Sin embargo, la intención municipal es potenciar el entorno de la plaza de Sevilla, con nuevos aparcamientos (los que diseña el propio Ayuntamiento y el de Adif), funcionando a la vez como intercambiador, limitando así al máximo el acceso del vehículo privado.
Se está pendiente también del nuevo contrato de autobuses para mejorar y potenciar esta alternativa al coche como apuesta por la sostenibilidad.
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