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Cádiz

Un zoco en El Pópulo

  • El Mercado Andalusí cumple desde ayer su vigésimo aniversario con una variada oferta artesanal que atrae a muchos visitantes en su primer día

Las piezas de artesanía son uno de los reclamos más importantes del Mercado Andalusí.

Las piezas de artesanía son uno de los reclamos más importantes del Mercado Andalusí. / julio gonzález

La plaza de la Catedral y el barrio de El Pópulo se disfrazaron de zoco andalusí para recordar lo que pudo ser esta zona de la ciudad cuando Cádiz se encontraba dentro de Al-Andalus. El Mercado Andalusí, que organizan la Institución Ferial de la Diputación de Cádiz (IFECA) y el Ayuntamiento de Cádiz con la colaboración de las asociaciones de vecinos del entorno, se inauguró en la mañana de ayer y estará abierto hasta las 22 horas de mañana. Ésta será una edición especial ya que esta actividad cumple dos décadas.

Un pasacalles dio la bienvenida a los primeros visitantes que pudieron contemplar los diferentes puestos de artesanía. Sones andalusíes, la danza del vientre y los juegos de malabares sobre un monociclo de un artista invitaron a los primeros curiosos a entrar en este peculiar zoco.

Uno de los tenderetes más llamativos por la posibilidad de interactuar con los vendedores era un taller de alfarería. Una de las primeras clientas fue Clara, una pequeña de tres años que aprendió a hacer un cuenco de arcilla. Con las manos llenas de agua y barro, sus dedos sirvieron para moldear, dando como resultado un recipiente con forma de corazón que se llevó de recuerdo, aunque más importante fue el aprendizaje que se llevó para casa.

Si hay un olor característico en el Mercado Andalusí, ése es el del cuero. Y es que uno de los principales atractivos está en los puestos de marroquinería, con multitud de artículos que llaman la atención por el trabajo que realizan los artesanos con este material. Pulseras, bolsos o carteras forman parte de una oferta en la que los visitantes siempre pican.

Llamó mucho la atención de los paseantes el taller de acuñación de monedas que se encontraba en la Catedral. A golpe de martillo, las piezas metálicas tomaban forma con el dibujo de una cabeza femenina, la leyenda de "obvico", el arado, diversos símbolos y una espiga. Estas monedas se podían canjear en el carrusel, uno de los lugares más frecuentados por los más pequeños junto con el barco.

Dentro de la oferta, se podían conocer productos que se encuentran alejados del gran público, como un colgante de ágata que una comerciante intentaba vender al explicarle a un cliente que esta piedra "nos ayuda a ser más valientes por dentro".

Los puestos con plantas naturales eran otro reclamo, con usos que van desde el curativo, el cuidado de la piel con jabones elaborados de manera natural o ambientar las estancias de un hogar con olores agradables, como, por ejemplo, un ambientador elaborado con esencia de nardos.

También tienen su lugar en el Mercado Andalusí la gastronomía gaditana, prevaleciendo entre los productos algunos alimentos como la miel, el aceite o el queso. Una oportunidad magnífica para comprar y conocer algunos de los manjares de la tierra.

Cuando se entra en El Pópulo, el trato es mucho más íntimo para conocer los productos. Incluso, te puedes llevar un recuerdo en la piel del paseo por este zoco con un tatuaje de henna.

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