Cádiz

Una vocación profesional heredada

  • María Luisa Derqui García, Carmen Claver Derqui y Mar Braza Claver son tres mujeres médicos gaditanas que pertenecen a tres generaciones de una misma familia

La medicina ha evolucionado mucho en los últimos 60 años y de eso pueden dar fe María Luisa Derqui García, Carmen Claver Derqui y Mar Braza Claver, tres generaciones de mujeres médicos de una misma familia.

María Luisa empezó sus estudios en el curso 1952-53. Hizo primero el preparatorio y luego la carrera de Medicina, llegando a ser la primera mujer médico de Puerto Real. Cuenta que el preparatorio lo comenzaron seis mujeres pero solo accedieron a la carrera cuatro y la terminaron tres. Ella hizo la especialidad de Pediatría y ejerció la profesión en Cádiz.

Afirma que gracias a que sus padres eran unos adelantados a su época, ella tuvo la oportunidad de estudiar una carrera universitaria, y lamenta que por diversas circunstancias pudo ejercer su profesión durante poco tiempo.

De sus siete hijos, solo Carmen, la mayor, estudió Medicina. Pero comenta con humor que con su descendencia "puede montarse un centro de salud", ya que su segunda hija es veterinaria, la tercera enfermera, la cuarta psicóloga y la sexta farmacéutica.

Carmen es de la primera promoción de la Universidad de Cádiz, una vez que ésta se independizó de la de Sevilla. Comenzó la carrera en el curso 1979-80 y, en esa época, ya había aumentado la proporción de mujeres que estudiaban Medicina. De hecho, señala que en su promoción había prácticamente el mismo número de mujeres que de hombres.

Ella se casó con otro médico y empezó a trabajar haciendo sustituciones en ambulatorios, en centros de salud y en la Casa del Mar. Dejó la profesión cuando empezó a tener hijos y hace ocho años le surgió un empleo en una consulta de compañías de seguro en la capital gaditana. Asegura que allí trabaja muy cómoda y está encantada.

De sus seis hijos, la segunda, Mar, acaba de graduarse en Medicina. A ella, como le ocurrió a su madre, empezó a interesarle esta profesión en la adolescencia. "Yo de pequeña era muy aprensiva pero con 13 ó 14 años di un cambio radical. Como mis padres son médicos los dos, les escuchaba hablar y me fui interesando", relata. Para Mar, Medicina "es una carrera que apasiona a quien la estudia".

Cuenta que en su promoción, había muchas más mujeres que hombres. Otra diferencia con la época de su madre y de su abuela es que durante la carrera, "se hacen muchas más prácticas. De hecho, el último año es todo prácticas y la tendencia es incrementar las prácticas durante todos los cursos".

Carmen recuerda que cuando ella estudiaba, salía de la Universidad un número mucho mayor de médicos que plazas ofrecía la sanidad pública. Mar indica que en los últimos años se han incrementado las plazas, "pero sigue habiendo muchos más médicos que plazas".

Su madre destaca que antes, sin hacer una especialidad se podía trabajar como médico general, algo que actualmente no es posible. Ahora es necesario tener una especialidad para ejercer la profesión. Señala que cuando ella estudiaba la carrera, surgió la Medicina de Familia como especialidad, pero tras varias protestas se consiguió que los facultativos de su generación que habían hecho Medicina General no tuvieran que estudiar dos años más para poder trabajar en la sanidad pública y equipararse a los médicos de Familia.

Mar va a empezar ahora a preparase el MIR durante un año y dependiendo de la especialidad que elija, tendrá que seguir cuatro o cinco años más formándose a la vez que trabaja. Reconoce que todavía no tiene claro la especialidad que hará: "Por ahora, la que más me llama la atención es Pediatría, como mi abuela, pero no descarto otra", afirma.

Esta joven expresa que lo que más le gusta de esta profesión es "ayudar a la gente. Ver que alguien lo está pasando mal y poder al menos ofrecerle apoyo, eso es muy gratificante", algo con lo que su madre y su abuela están de acuerdo.

Y es que, como dice Carmen, la medicina "no es solo diagnosticar o prescribir un medicamento, es también escuchar a los pacientes. A veces, lo que necesitan es ser escuchados porque su problema físico está relacionado con su situación, que no puedes solucionar pero sí escucharlos y eso es también un acto médico".

Así, esta doctora defiende que "el factor humano es muy importante". De hecho, según su hija, "en la carrera cada vez se está fomentando más la comunicación con el paciente y se le está dando más importancia al aspecto humano, porque eso además influye en la satisfacción del paciente y en la forma en la que sobrelleva la enfermedad".

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