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Vivienda. Problemas con la empresa municipal de vivienda

"Yo a mis hijos no los meto aquí porque esto es un foco de infección"

  • Una adjudicataria de vivienda protegida de Procasa denuncia el estado del piso que se le ha asignado. "Cuando me metí y vi todo esto, salí corriendo de la casa", afirma la mujer

Luisa Reyes muestra el estado de los enseres de la casa adjudicada por Procasa.

Al acercarnos a la vivienda, se percibe un mal olor que se intensifica al entrar en ella. Pero lo peor viene cuando se abre la puerta del frigorífico, que está lleno de manchas de humedad y gusanos: el hedor es nauseabundo. Tampoco invita a entrar en la casa la pintada que hay en el exterior del portón, que anuncia que "Aquí vive un violador de niñas, un ladrón, un maltratador de su madre y un gilipollas". En el interior de la vivienda hay otras pintadas similares. Y se ve que la puerta ha sido forzada.

Parece el escenario de una película de terror, pero no. Se trata de un piso de la plaza Pinto, concretamente del bloque número 13, que ha sido adjudicado por Procasa a Luisa Reyes Toro. 

Esta mujer lleva 15 años inscrita en el Registro de Demandantes de Vivienda Protegida y desde el mes de mayo sabía que tenía los puntos suficientes para acceder a un piso de protección oficial. El jueves pasado recibió la llamada que tanto tiempo llevaba esperando, Procasa le anunciaba que ya había un piso disponible para ella y que al día siguiente podía ir a recoger las llaves. Pero su ilusión se tornó en decepción e indignación cuando vio la vivienda. Estaba sucia, con pintadas, con las paredes agrietadas, desconchadas y llenas de humedades, las persianas y el inodoro rotos, una habitación en la que no caben sus hijos y "llena de bichos", según denunciaba ayer Luisa Reyes. "Cuando cogí las llaves, estaba loca de contenta, pero cuando me metí y vi todo esto, salí corriendo de la casa", manifestó.

"La casa es inhumana. Es una pocilga. Yo a mis hijos no los meto aquí porque esto es un foco de infección. Además, el pequeño tiene bronquitis crónica", comentaba Luisa a este periódico mientras mostraba la vivienda, por la que tendría que pagar 110 euros de alquiler.

El salón-comedor es la zona que se encuentra mejor, a pesar del desorden reinante y las pintadas a bolígrafo contra algún inquilino anterior, acusándole, entre otras cosas, de violador de niñas y alegrándose de que se vaya "a comer 12 años" de cárcel. Apenas existe separación entre este espacio y la cocina, que es sin duda lo peor de la casa: está llena de grasa, el suelo manchado y el olor que desprende el frigorífico al abrirlo es insoportable.

Por toda la vivienda hay telarañas y Luisa aseguraba que, además de arañas, había visto cucarachas y ratones.

El piso tiene dos dormitorios, el principal y el de los niños. Para acceder al de la madre hay que atravesar el de sus hijos, en el que cabe una cama a lo justo, por lo que señalaba que ahí no pueden dormir sus dos hijos, de 15 y dos años.

El cuarto de baño tiene roto el inodoro, que está negro, igual que el grifo del lavabo. Además, hay goteras en el techo.

Luisa contaba que la vecina de arriba le había dicho que el mal olor llega a su casa y que todos los días echa lejía y aguafuerte para intentar mitigarlo.

"Esta mañana he llamado a Procasa para decir que devolvía las llaves porque nosotros somos pobrecitos pero no mendigos. Hemos estado siete meses viviendo en un coche mejor que en esta pocilga. Yo no estoy conforme con la casa y no me quedo aquí. Los indigentes que duermen en la calle en tiendas de campaña están mejor que yo en esta vivienda. No entiendo que entreguen una casa así", se lamentaba la mujer, que decía que quería hacer públicas las condiciones del piso que le han adjudicado "para que no se entreguen más viviendas en este estado".

Luisa mostró, asimismo, su temor ante las pintadas que hay en la puerta de la casa: "No sé quien ha vivido aquí, pero tengo miedo de que venga alguien a buscar a esa persona. Yo no tengo por qué tener problemas en mi casa".

Desde el Ayuntamiento, afirmaron ayer que cuando llamaron a Luisa para que firmara la adjudicación de la vivienda, "se le dijo que se había dado parte a la empresa de mantenimiento de Procasa para que entrara", pero aseguraban que la mujer había dicho que ella misma limpiaba la vivienda. Algo que Luisa negaba rotundamente: "¡Cómo no voy a querer que me limpien la casa!". "Ellos no sabían tampoco cómo estaba el piso y cuando me dieron las llaves, lo único que me ofrecieron fue pintarlo. No vieron conveniente fumigar porque no vieron los bichos. Y esta mañana, cuando llamé para decir que entregaba las llaves, me dijeron que iba a ir un albañil para poner los zócalos del suelo", relató, añadiendo que ante su disconformidad con la casa, "ni siquiera me han dado opción de arreglar la situación. Me dijeron que estuviera hoy a las 12:45 para entregar las llaves. Y ya habían llamado a otro inquilino para ocupar el piso".

Luisa coincidió ayer con el nuevo adjudicatario, al que casualmente conocía y le enseñó la casa para que viera las condiciones en las que se encuentra. El hombre se fue horrorizado y agradeciendo que le hubiese alertado sobre la situación. "Yo tengo un niño minusválido y no me meto aquí con él", afirmó.

Tras el rechazo de la casa, la mujer declaraba que no sabía si perderá puntos en el Registro de Demandantes de Vivienda, "pero me da igual que me quiten de la lista de Procasa. Lo que no voy a hacer es meterme en este foco de infección con mis hijos. La gente que vive en la calle vive mejor. Yo solo quiero una casa normal y digna, no un cuchitril ni una pocilga como esta. Es indignante".

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