Una vida sin muros ni verjas
Gaditanos de perfil
Rafael Román ha sido casi todo en política menos alcalde
RAFAEL Román tiene un amplio palmarés político. Fue consejero de Cultura de la Junta de Andalucía con Rafael Escuredo. Presidió la Diputación Provincial de Cádiz desde 1995 a 2003. También ha sido parlamentario andaluz, y ha estado en el Senado durante cinco legislaturas y en el Congreso de los Diputados desde 2004 a 2011. Fue miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa durante ocho años y perteneció a la Asamblea Parlamentaria de la OTAN hasta 2011. A pesar de todo eso, en su historial quedará siempre la espinita clavada de lo que pudo ser y no fue: alcalde de Cádiz. Se presentó en 2003 y 2007 encabezando la lista del PSOE, pero se quedó como jefe de la oposición municipal. Viendo lo que ha pasado más recientemente, se puede pensar que hubo una confusión de momentos.
Nació Rafael Román Guerrero en Chiclana, el día de Nochebuena de 1948. Creció en una familia de siete hermanos, uno de los cuales, José María, es el actual alcalde de Chiclana. Su padre era admirador de Fraga y votante de AP, aunque liberal. En su familia hubo un tío cura y un abuelo sochantre de la iglesia chiclanera de San Juan Bautista. Puede que eso influyera en que Rafael ingresara a los 10 años en el Seminario de Cádiz con la intención de estudiar para ser sacerdote. Allí permaneció siete años, en los que hizo amistad con muchos curas progresistas que había en los tiempos del Concilio Vaticano II.
En aquellos años sesenta, el seminarista Rafael Román vivió la transición eclesiástica del obispo Tomás Gutiérrez a su sucesor, Antonio Añoveros, que fue muy crítico con el régimen de Franco. Román recuerda los oficios en la Catedral a los que iba como seminarista, cuando era alcalde José León de Carranza y presidente de la Diputación Álvaro Domecq, que acudían con sus respectivos maceros vestidos de rojo y verde.
A los 17 años se fue a Salamanca. Se licenció en Ciencias de la Educación en la Universidad Pontificia. Años después, tras cumplir la mili en el Colegio de Huérfanos de la Armada de Madrid, hizo los cursos de doctorado en la Complutense y se doctoró en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad de Salamanca. Su tesis trató sobre La enseñanza en Cádiz en el siglo XVIII.
En sus años de juventud, Román tenía ideas trostkistas. Un viaje a Berlín marcó su trayectoria futura. Fue como ver el infierno en la tierra. De un lado, le impresionó la discriminación que sufrían entonces los emigrantes españoles. De otra parte, apreció la diferencia entre la Alemania democrática y la Alemania comunista a través del muro levantado.
Como profesor, primero trabajó en Madrid, en un colegio privado. Después volvió a la provincia de Cádiz para dar clases en el instituto Menéndez Tolosa, de la Línea. Allí sufrió otra gran impresión con el cierre de la Verja de Gibraltar. En 1974 llega de nuevo a Cádiz y empieza su trayectoria como profesor de Magisterio. Entonces la escuela dependía todavía de la Universidad de Sevilla. Precisamente, la primera ley en la que participó Román, en el Senado, fue la de creación de la Universidad de Cádiz, en 1979.
Había ingresado en el PSOE en 1974. Conoció a Alfonso Perales, que estuvo en el congreso de Suresnes. Se afilió junto a Ramón Vargas-Machuca. Entre sus compañeros de aquellos años en el socialismo gaditano estaban Luis Pizarro, José Luis Blanco, Gregorio López y otros históricos. Rafael Román centró su actividad en UGT. Fue secretario provincial de este sindicato desde 1977 a 1981.
Fue elegido senador en 1979, para la segunda legislatura. Recuerda aquel Senado, en el que había dirigentes del socialismo histórico, como José Prat, junto a otros que provenían del franquismo, como Carlos Pinilla.
Fue consejero de Cultura de la Junta de Andalucía con Rafael Escuredo. Estuvo en el Gobierno andaluz desde 1982 a 1984, cuando fue relevado por el nuevo presidente, José Rodríguez de la Borbolla. De aquellos años recuerda el acercamiento a personajes históricos para que colaboraran con la Junta, como Luis Rosales, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Ramón Carande, Manuel Ángeles Ortiz, Castilla del Pino y otros, para los que quiso acuñar el título de Andaluces Universales, aunque se quedó en Hijos Predilectos.
En sus ocho años como presidente de la Diputación de Cádiz, creó el Día de la Provincia en la fecha del 19 de marzo y nombró Hijos Predilectos a Rafael Alberti, Fernando Quiñones, Caballero Bonald, Paco de Lucía, Rocío Jurado, Álvaro Mutis, Chano Lobato, Castilla del Pino y Carlos Edmundo de Ory. Recibió a grandes escritores como García Márquez.
En ese periodo creó el Consejo Económico y Social y lo puso en marcha. Creó Foro Sur para unir a las industrias navales; un proyecto que se ha retomado después de que la Diputación lo interrumpiera tras su marcha. Creó el Instituto Transfronterizo con Gibraltar.
Y lanzó el proyecto de construir un hotel de lujo en Valcárcel. Román fue el gran defensor de ese proyecto, tras un primer intento que no cuajó para que el Parlamento Andaluz estuviera en Valcárcel. El segundo intento de salvar el edificio, con el hotel, tampoco salió. Román cree que el Ayuntamiento le puso demasiados obstáculos a la empresa.
Así llegamos a las elecciones municipales de 2003, cuando intenta ser alcalde de Cádiz. Teófila estaba en la apoteosis del soterramiento reciente y con Aznar en la Moncloa. Román era la gran apuesta del PSOE. Jugó para ganar, aún sabiendo las dificultades.
En el Ayuntamiento, durante ocho años, intervino en duras sesiones de oposición, en un estilo que no era el suyo. Protagonizó abandonos de plenos y discusiones para nada. Había demasiada confrontación con el PP.
Aun así, Rafael Román se vinculó a las celebraciones del Bicentenario. Defendió que hubiera un solo comisario, en vez de tener cada administración su parcelita. Incluso se enfrentó con sus compañeros Chaves y Zarrías, que le desautorizaron. Pasado el tiempo, cree que el Bicentenario fue una gran ocasión perdida.
También se perdió su proyecto estelar: la Gran Plaza del Mar. Encargó el diseño a González Fustegueras, con la idea de que vinculara a la ciudad con el puerto. El proyecto no cuajó porque no lo asumió Teófila Martínez ni tampoco lo quería el presidente del Puerto, Rafael Barra. Del mismo modo se perdieron otros proyectos e ideas de Román, como hacer la Ciudad de la Música en Cádiz.
Está casado con la diseñadora de moda Tere Torres desde 1998. La boda se celebró en Jimena, aunque convivían como pareja desde 1990. Rafael tiene tres hijas de su matrimonio anterior.
Cuando dejó la política activa, volvió a la Universidad. Ahora sigue viviendo en Cádiz. Practica sus dos grandes aficiones, que son andar y leer. También escribe. Está investigando los movimientos radicales de grupos como el FRAP, GRAPO, PC internacional y otros. No renuncia a su sentido del humor, que le llevó a disfrazarse en Carnaval como Franquito.
La hoja de servicios políticos de Rafael Román se ha quedado ahí. Puede que le perjudicara su amplitud de miras. Demasiado inquieto para ser entendido por algunos. Pero le mereció la pena intentarlo y ser fiel a sus ideas. Peleó contra molinos de viento cuando eran malos tiempos para la lírica.
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