La victoria gaditana de Felipe González
Aniversario del 28-O de 1982
Históricos del socialismo gaditano recuerdan los abrumadores resultados del 28-O y lo que significó para todo el país
Cádiz fue la provincia española donde el PSOE obtuvo un mayor porcentaje de votos
El 28 de octubre de 1982 la todavía incipiente democracia que había sufrido apenas 20 meses un fallido Golpe de Estado, vivió un día histórico: Felipe González obtenía la mayor victoria electoral en unas generales desde que volvieron las urnas y era la primera vez que el PSOE, que apenas unos años antes estaba en la clandestinidad, gobernaba el país.
“Por el cambio” fue el lema con el que el abogado laboralista sevillano, un hombre con un carisma incontestable, se presentaba a esas elecciones que tenían que culminar en el caso de Cádiz la consecución de la Alcaldía por parte de Carlos Díaz en coalición con el PSA (Partido Socialista Andaluz) y con el PCE (Partido Comunista de España) y la victoria en las elecciones al Parlamento andaluz que trajo a Rafael Escuredo como presidente y cuya lista lideró en la provincia de Cádiz, Rafael Román, que se convirtió en consejero de Cultura. Esas victorias hacían que se pudiera percibir en el ambiente del propio PSOE, y en la sociedad en general, que había llegado el momento de Felipe González.
Uno de los históricos del socialismo gaditano, que en aquel primer mandato de Carlos Díaz era concejal de Vías y Obras y Servicios en el Ayuntamiento de Cádiz, Luis Pizarro, cree que en aquella victoria hubo tres elementos que fueron fundamentales: “Ahí funcionó la memoria histórica de mucha gente a nivel nacional. En todos lados había gente que había tenido familiares y experiencias terribles en la dictadura. También las ganas de cambio que tenía el ciudadano desde que había muerto el dictador Franco. Y la tercera, por supuesto, el liderazgo de Felipe González”.
Pizarro cree que el lema ‘Por el cambio’ “fue un gran acierto estratégico que tuvo el PSOE. Ahí captamos perfectamente la esencia de lo que pedía la gente con la figura de Felipe González”.
El resultado es el más abrumador que se ha producido en la actual democracia, ya que el PSOE sacó 202 diputados en toda España, por los 107 de Alianza Popular, que ya se situaba en el liderazgo de la oposición y suponía también el hundimiento del partido que hasta ese momento había gobernado España, Unión del Centro Democrático (UCD), debido a sus divisiones internas, y la reducción al papel residual del Partido Comunista de España (PCE) de Santiago Carrillo, que siempre se había presentado como la figura hegemónica de la izquierda.
Cádiz tuvo un protagonismo especial en aquella victoria por varios aspectos. Uno de ellos es que fue la provincia donde el PSOE obtuvo un mayor porcentaje de apoyo, donde superó el 63% de los votos, y también fue el territorio de toda España donde hubo una mayor distancia con respecto a la segunda fuerza, en este caso Alianza Popular, de un 43,5%.
Eso hizo que de los 8 diputados que había que elegir, seis fueran de las filas socialistas con una lista muy potente con personas como Manuel Chaves, que posteriormente fue presidente de la Junta de Andalucía y ministro; Ramón Vargas-Machuca, Francisco Perea, Carmen Pinedo, Ramón Santos y Eduardo García Espinosa. Los otros dos representantes de la provincia de Cádiz fueron de Alianza Popular con el cunero Rodrigo Rato y Enrique González Vaello.
De los cuatro puestos elegibles para el Senado, el PSOE consiguió tres con Francisco Arias, Esteban Caamaño y José Manuel Duarte, mientras que el que sería posteriormente ministro de Agricultura en el Gobierno de Aznar del PP, Miguel Arias, se llevaba el restante para la AP que lideraba a nivel nacional Manuel Fraga.
Un histórico del socialismo gaditano y que había estado en la gestación de todo el crecimiento de los socialistas en la parte final del franquismo y en los albores de la democracia, Manuel Chaves, encabezó la lista gaditana al Congreso pero, sin embargo, no fue la única opción. Luis Pizarro, que formaba parte de la Ejecutiva provincial en aquel entonces y que estaba en el comité electoral, recuerda que se produjo un debate entre dos posibles candidatos, el citado Manuel Chaves y el sevillano Luis Yáñez, que posteriormente tuvo un papel protagonista en la Exposición Universal de 1992, “pero la dirección de Cádiz apostó por Chaves y eso fue un acierto”.
Rafael Román asegura que dentro de los socialistas “ya estábamos advertidos de lo que iba a pasar tras la amplia victoria en las autonómicas”, la misma que fue celebrada por los socialistas, como recuerda el propio Román, con una marcha fiestera por el casco histórico aquella noche electoral. En este sentido, recuerda que todos los mítines y actos que se iban sucediendo eran multitudinarios y daban un aviso de lo que podía suceder.
Román tiene muy claro que la gente votó “por el cambio, por una estabilidad política frente a una UCD que estaba dividida”. Asimismo, considera que “fue un cambio radical hacia unas políticas que traían modernidad y también justicia social”.
Luis Pizarro asevera que Felipe González y su gobierno fue “el que trajo el cambio en España. Con él vino la modernización, la consolidación de la democracia y se dieron grandes avances en políticas que consolidaron el estado del bienestar”. A ello se le une que “rompió con el aislamiento internacional” y fue desarrollando lo que venía en el título VIII de la Constitución Española en lo que se refiere al Estado autonómico.
Ramón Vargas-Machuca, que en esas elecciones generales compareció como número 2 en la provincia y que fue diputado entre 1977 y 1993 y otros muchos como miembro del Comité Federal que lideraba Felipe González, asegura que “en ese arranque del triunfo del socialismo liberal en España tuvo mucho que ver, sin duda, el talento político de González pero también la generosidad honesta del dirigente político y líder de la UGT, Nicolás Redondo Urbieta, y la astucia inteligente de Alfonso Guerra”.
Vargas-Machuca, como buen pensador y catedrático de Filosofía Política, cree que fue muy importante el paso que se dio en 1974 cuando el partido abandona el marxismo y la revolución del antiguo PSOE “y deviene en un partido doctrinalmente equipado con los atributos del socialismo liberal que ya se había impuesto en Europa a partir de la Segunda Guerra Mundial, movimiento político que alentó junto a las otras dos corrientes moderadas centrales -demócratas cristianos y liberales- el Estado del Bienestar, el gran pacto social en el marco de una democracia liberal”.
Vargas-Machuca, que hoy tiene una opinión muy crítica con el devenir de su partido en la actualidad, señala que “el abrumador resultado de 1982 fue la respuesta de la gran mayoría de españoles al golpe de Estado del 23-F para consolidar la democracia y el triunfo del “nunca más” a la regresión a una dictadura”.
Este es un aspecto importante porque la victoria del socialismo se produce en un momento en el que los cimientos de la democracia todavía eran débiles. Luis Pizarro recuerda que durante los meses anteriores al poder “había cierto temor y miedo porque llegaban rumores de continuos movimientos militares y de golpes de Estado y había otro problema que era el terrorismo de ETA”. Sin embargo, “las cosas se hicieron bien y éste fue un triunfo de la ciudadanía española que, a pesar de todo, ello se lanzó a la calle a votar”.
El periodista Fernando Santiago, que hasta hacía poco tiempo había sido corresponsal de El País y ya se encontraba en la Diputación Provincial, recuerda que la Confederación de Empresarios también había lanzado una campaña contra el PSOE que tenía como protagonista “la manzana y el gusano”. Sin embargo, también reitera que se veía que el triunfo de los socialistas “era inevitable”. En este sentido, señala que “en la sociedad había un ansia de cambio y eso lo canalizó un tipo que tenía acento andaluz y que despertaba mucha ilusión”.
Además, Santiago añade que estas elecciones significó el hundimiento del PCE, “un partido que era muy fuerte en el 77 y que se lo comió el PSOE”, formación que pese a ser de izquierdas tras la dictadura franquista, “estaba bien visto por el establishment”.
Pizarro asegura que el recuento lo siguieron en la sede que estaba situada en la calle Pelota y después tuvieron una fiesta en el pabellón del Tiempo Libre: “Vivimos esa noche con un gran regocijo y alegría pero después de conocer el resultado recuerdo haber tenido una conversación con Manolo Gómez de la Torre, que era concejal por el PCE, sobre la responsabilidad que teníamos por delante”.
A partir de ese momento se vivió una luna de miel hasta que el referéndum de la OTAN y su posición favorable a entrar en la Alianza Atlántica cuando años antes había estado en contra, causó problemas internos. Vargas-Machuca también pone otro hito y es la huelga general que se produjo en el año 1988: “A partir de ahí algunos empezamos a reclamar que había que reformar el partido”.
A juicio del ex diputado, “Felipe fue un gran líder, un gobernante excepcional y muy importante, al que se le debe mucho que en España arraigara la democracia, pero sus herederos no han estado a su altura a la hora de tomar el relevo. A ello se le une que Felipe no gestionó bien su salida”. Así, señala que estos herederos “no supieron ni saben resolver correctamente las tres crisis posteriores de la democracia: la de la inobservancia, la de la incompetencia y la de la impotencia. Eso hace que algunos llevemos años sintiéndonos náufragos del socialismo liberal o socialistas perplejos”.
También te puede interesar
Lo último